Vox se queda solo en su petición de prohibir el velo en todos los espacios públicos
El consejero Galiana les ha acusado de «abonar el discurso de miedo» y de querer imponer «un control totalitario» de la sociedad
Como está haciendo en otros parlamentos autónomicos, pero en un momento de máxima actualidad en La Rioja, Vox ha presentado una proposición que va más ... allá de la cuestión concreta del velo en el Sagasta: reclama la prohibición del hiyab, «asi como cualquier otro atuendo o vestimenta islámica», en «todos los edificios y espacios públicos, abiertos y cerrados». En defensa de su proposición, Ángel Alda, calmó en contra de la «invasión silenciosa» que a su entender sufre España por culpa de PP y PSOE, «que han regalado la nacionalidad española a personas que no se sienten españolas».
Aunque todavía no se ha producido la votación, que se realizará al final de la sesión, todos los demás grupos han anunciado su voto en contra. En el caso del PP, la diputada Pilar Almendáriz definió La Rioja como «tierra de integración» y aseguró que su partido rechaza «cualquier ideología tanto política como religiosa que pretenda imponer la intolerancia». El consejero de Educación, Alberto Galiana, requirió el micrófono al final del debate para afear la postura de los diputados de Vox: «Usted cosifica a las personas que vienen de otras nacionalidades y de otros países. Son personas. Ustedes abonan el discurso del medio. Tienen ustedes una pulsión totalitaria que les une a los comunistas; lo que quieren es imponer el control. Nosotros defendemos la ley y el pluralismo».
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Galiana incluso se ha permitido una reflexión teórica sobre la cultura occidental, moldeada por tres factores: la filosofía griega, la lengua y el derecho romanos y la religión cristiana. «Yo así lo creo -dijo-. Es nuestra raigambre. Pero ustedes no defienden esto; lo tergiversan hasta construir una caricatura de lo que representa Occidente y que empobrecen las raíces culturales de un país como España. Con esos pilares, nuestra cultura no avala la islamofobia, sino la integración».
Las izquierdas de la cámara también afilaron sus críticas contra la proposición de Vox. La diputada socialista Ana Victoria del Vigo ha subrayado que esa iniciativa «no busca proteger a las mujeres, sino utilizarlas como excusa. Son discursos que deterioran la convivencia. La diversidad cultural y religiosa no es una amenaza, sino una riqueza». En el caso de IU, Henar Moreno ha utilizado el turno en contra para denunciar las «ideas de odio y xenobia» que a su juicio destilaba el texto de Vox. «No vengan a dar lecciones de laicidad -les pidió-. El problema es que usted desprecia al que no es como usted: necesita que sean blancos, que se sientan españoles... No sé si nació usted en el siglo XXI o en el siglo XV».
En su defensa, Alda ha insistido en que la población musulmana suma ya 2,5 millones de personas en España. «Tienen todo su derecho a practicar su religión, salvo que traten de imponerla o atenten contra nuestras leyes y costumbres, como sucede con el velo islámico, el matrimonio infantil o la persecución a los gais. A España se tiene que venir de forma legal y con clara voluntad de integración. El que venga de manera ilegal, billete de vuelta. Y el que delinca, sea o no legal, billete de vuelta».
El debate se ha cerrado con una cita bíblica. El consejero de Educación, Alberto Galiana, se despidió con un pasaje del evangelio de Mateo, 25, dirigido a los escaños de Vox: «Porque fui forastero y me acogistéis (...) Lo que hicisteis a uno estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí me lo hicisteis».
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