La Guardia Civil apunta que una manipulación «intencional» provocó la explosión de Lardero

Para llegar a esa conclusión, los investigadores completan un minucioso recorrido argumental en el que vienen a explicar qué sucedió en el interior de la vivienda y con el que, de manera colateral, desmontan una de las líneas de defensa de I.J.S.M. –la mujer investigada como presunta autora de la explosión y que permanece en prisión provisional desde enero–, cuyo entorno siempre ha defendido su inocencia alegando que fue accidental y apuntando el mal funcionamiento de la caldera como causa más probable.

Los agentes, en todo caso, son contundentes en este punto: «La fuga de gas es anterior a la caldera [...] Se descarta un fallo o problema en la caldera de gas como origen de la fuga de gas». Tampoco, dicen, fue la que provocó la ignición del gas acumulado en la vivienda. Dos son los motivos. Por un lado, porque «la caldera es estanca, por lo que la cámara de combustión está aislada del ambiente de la vivienda»; por otro, porque «la caldera estaba totalmente anulada» y por su configuración (la calefacción y el agua caliente estaban desconectados «en fechas de mucho frío» dicen los agentes) «no hay posibilidad de que se inicie la llama en la cámara de combustión, ni por la calefacción ni por el agua caliente». Entonces, ¿cuál fue el origen de la fuga y cuál el desencadenante de la explosión? Una manipulación intencionada de dos tuercas del conducto de gas y la puesta en marcha de un secador de pelo.

Sobre la manipulación, las conclusiones de Criminalística son también contundentes. «El embolsamiento de gas natural [en el interior del ático] se ha creado desenroscando casi completamente dos tuercas del circuito de suministro. Una tuerca es la que se encuentra antes de la llave de corte que hay antes de la caldera –y por tanto aunque se cierra la llave, el gas sigue saliendo– y la otra, la de unión a la propia caldera de gas –que no se ve directamente la estar debajo de la caldera–, de manera que la fuga de gas se producía simultáneamente por dos puntos distintos», dice el informe, que incorpora varias imágenes de esos elementos.

No solo eso. Los investigadores apuntan que tres tuercas de la instalación de gas fueron manipuladas y que presentan «marcas recientes en sus caras, hechas por herramienta o útil no profesional o no adecuado». La tercera tuerca que fue manipulada es «la de la llave de paso, que se encuentra apretada en exceso al compararla con otras de instalaciones iguales sin manipular», dicen los peritos, que también señalan que las roscas de las piezas manipuladas no presentan síntomas de fuerza como consecuencia de la explosión.

De igual manera, y en relación a la persona que pudo alterar la instalación, el informe descarta que pudiera ser obra de un profesional (la última actuación de un técnico tuvo lugar el 3 de diciembre del 2021, 16 días antes de la explosión). «Esta manipulación [la de la tuercas] no cabe, ni puede explicarse, por ninguna causa que sea de origen accidental», adelantan los expertos del Departamento de Incendios de la Benemérita, que añaden que «los técnicos de las calderas no manipulan las instalaciones del suministro de gas. Se descarta que la manipulación haya sido hecha por un técnico o profesional del gas».

Así, durante un tiempo indeterminado («no es posible saber el volumen de gas fugado», apunta el informe) el gas natural se fue embolsando «por toda la vivienda» hasta que alguien conectó un secador. El epicentro de la explosión fue el baño donde «se ha encontrado un secador de pelo con el interruptor en la primera posición de encendido. Los interruptores pueden generar chispas, que cuando tienen la suficiente energía pueden producir la ignición de gases/mezclas inflamables», concluyen los expertos.