«Poner unas gafas científicas a la realidad nos hace verla mejor»
El logroñés se apoya en formatos tan diversos como las redes sociales, la televisión o los monólogos para hacer llegar a la sociedad sus conocimientos matemáticos de forma divertida y cercana
Definir a Eduardo Sáenz de Cabezón dentro de un único ámbito laboral resulta complicado. Es divulgador científico, no hay duda, pero alcanza ese objetivo mientras ... da clases en la Universidad de La Rioja, mientras presenta un programa de televisión y mientras crea un vídeo para YouTube. También participa en monólogos científicos y todo ello lo afronta con un único objetivo: hacer llegar las matemáticas y la ciencia a la sociedad de un modo divertido y que resulte atractivo. Y han sido los propios ciudadanos los que han decidido premiar ese esfuerzo con el Impronta de los Lectores 2025.
– ¿Qué se siente al ser el receptor de este galardón?
– Los premios siempre se reciben con gratitud porque suponen el reconocimiento de que hay gente a la que le parece bien algo de lo que haces. En este caso, hace una especial ilusión porque lo eligen los lectores del periódico, es decir, gente variada y con la que no tienes una relación profesional ni pertenecen a tu sector. Eso me gusta porque uno de los objetivos de mi labor es hacer llegar la cultura matemática o científica a personas de todo tipo, que tienen, o no, una formación previa y que tienen, o no, un gusto por la ciencia.
– Si echamos la vista atrás, ¿qué le dirían sus profesores del Sagasta, Manolo Benito y Emilio Fernández, al ver que se le ha concedido este reconocimiento?
– Qué me dirían... y qué me dicen. Suelo coincidir con ellos y están muy contentos. Se sienten orgullosos y agradecidos porque, de alguna forma, estos galardones les llegan a ellos también. Fueron los que me inculcaron un cariño por las matemáticas y un amor por el aprendizaje. Fue una suerte encontrarme con ellos.
– ¿En algún momento aquel niño que empezaba a descubrir la ciencia se imaginó llegar a tanta gente?
– Qué va. Ni ese niño, ni el adolescente, ni el adulto. No recuerdo tener de pequeño un interés particular por las Matemáticas. Me gustaba estudiar y eso sí que fue una suerte: descubrir que lo que me enseñaban me interesaba.
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– Y llegó 2013 y, con él, un momento que le cambió la vida:su participación en el certamen Famelab de monólogos científicos.
– Así es. Yo no conocía ese mundo, pero anteriormente había hecho cuentos y unía eso a la ciencia. Me animaron a participar en ese concurso, gané y vi que ese tipo de formato podía ser interesante. Por ello nos lanzamos a la aventura de formar el colectivo Big Van Ciencia y empezamos a hacer giras por muchos lugares. Con mucho trabajo, y también suerte, encontramos algo que no se había hecho antes. Lo supimos hacer bien y aprovechamos la ocasión.
– ¿Cómo llevó pasar de leer cuentos en bares de Logroño a hacer monólogos ante miles de espectadores?
– No sé muy bien qué es más difícil, si hablar para muchos o para pocos. Nunca me ha generado mucha presión la cantidad de oyentes. Uno siempre tiene nervios, independientemente de si hay 10 o 10.000 personas delante, aunque es cierto que cuando puedes contar con audiencias muy grandes, bien a través de internet o de grandes espectáculos, se genera una cierta responsabilidad.
«Ayuda a muchas cosas; no sé si es necesario, pero desde luego sí resulta conveniente para todo el mundo»
– ¿Ha tocado todos los palos posibles en esto de la divulgación o le queda alguno?
– Quedan. Siempre he tenido, y tengo, la inquietud de buscar huecos a los que las ciencias o las matemáticas no llegan y ahora estoy bastante implicado en colaborar en festivales musicales y relacionarlos con la ciencia. También creo que tengo algo que aportar en matemáticas para niños.
– ¿Qué formato le divierte más?
– El directo. Estar con la gente es lo que más me estimula. También me gusta mucho satisfacer la curiosidad y a eso me ayudan formatos como los libros o la televisión. Me gusta aprender.
– ¿Se ve la vida mejor con sentido del humor?
– Por supuesto. El sentido del humor ayuda a muchas cosas:a resolver conflictos, a relativizar, a hacer grupo con otros, a quitar solemnidad... No sé si es necesario, pero desde luego el humor es conveniente para todo el mundo.
– Hablaba antes de la televisión, ¿cómo llevó ese paso a la pantalla?
– Al principio supuso una responsabilidad. No sabía si iba a ser capaz de hacerlo bien, pero quería intentarlo. No fue mal y creo que se trata de un formato que sigue teniendo su importancia y en el que todo se hace de un modo muy minucioso.
«Siempre he tenido, y tengo, la inquietud de buscar huecos a los que la ciencia y las matemáticas no llegan»
– ¿Seguirá habiendo 'Órbita Laika' esta temporada?
– Esperemos que sí.
– También usa mucho las redes sociales, ¿las considera una buena herramienta para la labor divulgativa?
– Claro. Es otro lugar en el que hay que estar y tiene varios componentes positivos, como la cantidad de gente a la que puedes llegar o las opciones creativas que te ofrecen.
– En su canal de YouTube utiliza la ciencia para responder a todo tipo de cuestiones. ¿Es un modo de acercar al público a ese mundo que puede parecer complejo?
– Es una forma de mostrar que poner unas gafas científicas a la realidad nos hace verla mejor.
– ¿Ha conseguido que, al menos, la gente de su entorno haya cambiado su percepción sobre las matemáticas?
– Sí. Tanto entre la familia, los amigos y el trabajo como en grupos más grandes. Mucha gente me dice que pensaba que eso no le iba a gustar o que tenía una mala relación con las matemáticas. He visto cambios de actitud, sobre todo cuando la gente descubre que se puede acercar al mundo de la ciencia no solo desde lo intelectual, sino también desde lo afectivo.
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