Trabajo, talento y compromiso

Hay huellas que apenas permanecen unos segundos, son efímeras. Sin embargo, otras se mantienen para toda la vida. Son las que dejan, por ejemplo, las personas que, por algún motivo, impregnan un recuerdo imborrable en aquellos con los que tratan, tal y como ocurre con Jesús Vicente Aguirre, Manuel Ruiz Hernández y Eduardo Sáenz de Cabezón. Por ese motivo, y por muchos más, los tres se hicieron merecedores de un galardón en la segunda edición de los Premios Impronta que Diario LARIOJA entrega, precisamente, a aquellos que son capaces de dejar esa huella imborrable en los demás.

Tras la experiencia positiva del año anterior, la gala celebrada este jueves en Bodegas Franco-Españolas sirvió para corroborar un hecho, que estos reconocimientos han llegado para quedarse. Así lo remarcaron los periodistas Isabel Martínez y Pío García, presentadores de un acto en el que se habló, entre otros temas, de periodismo y de verdad a través de las palabras de Teresa Cobo, quien enumeró las características que han de aglutinar los profesionales de cualquier medio de comunicación. «Se necesitan periodistas valientes, indagadores y comprometidos, que estén dispuestos a complicarse la vida para contar lo que está ocurriendo y capaces también de soportar las presiones externas e incluso internas», expuso la directora de Diario LA RIOJA antes de asegurar que el periodismo ha de ser «crítico, riguroso y, sobre todo, útil para los lectores».

También se habló de retos y de recorridos. De las razones para que un periódico haya logrado sobrevivir durante 136 años. Así lo hizo Goyo Ezama, director general de Nueva Rioja SA, quien cifró en tres las claves de esa longeva trayectoria de Diario LA RIOJA: la capacidad de adaptación, la asunción de riesgos en tiempos complicados y aspirar siempre a ser los mejores.

Pero de lo que más se habló fue de méritos durante la entrega de unos premios que cuentan con el patrocinio de UNIR, Caixabank, Fundación 'la Caixa', Ayuntamiento de Logroño, Parlamento de La Rioja y Gobierno de La Rioja; y la colaboración de Bodegas Franco-Españolas y Singularis Catering. De los méritos que ha acumulado la multimedia de Diario LA RIOJA a lo largo del año a través de sus numerosos proyectos editoriales y, ante todo, de los méritos de los tres premiados.

Jesús Vicente Aguirre fue el primero en subir al escenario. Para él fue el Impronta a la Trayectoria, un galardón que reconoce el recorrido que este riojano ha dibujado en sus diferentes facetas: como cantautor, como escritor, como investigador... Un largo camino que él mismo fue capaz de resumir en solo dos frases. Las frases de su vida. La primera, 'La Rioja existe pero no es', un himno no oficial del proceso autonomista de su tierra convertido en emblema de la mano de Carmen, Jesús (el premiado el jueves) e Iñaki. La segunda es el título de un libro, 'Aquí nunca pasó nada', un trabajo con el que Jesús Vicente Aguirre recordó a las víctimas de la represión franquista.

Aguirre dio las gracias a los que le han acompañado en este camino y encontró tiempo en su discurso para afirmar que La Rioja es «una tierra hermosa por la que vale la pena seguir trabajando y en la que es gratificante vivir». Se confesó igualmente «orgulloso, honrado y agradecido» por haber podido compartir «música y palabras» a lo largo de los municipios de la comunidad autónoma antes de añadir a sus palabras un objetivo vital. «Seguiré, mientras pueda, trabajando y luchando por un mundo mejor y más justo», sintetizó para después abrirse a dialogar «desde el respeto a las diferentes formas de pensar» con todo aquel que lo desee. Porque, en su opinión, resulta esencial no solo respetar las ideas de los demás, sino también su vida. «No podemos tolerar la violencia», destacó para después lamentar que en la actualidad la muerte se extiende por todo el mundo. «Desde Sudán o Yemen a Ucrania, pasando, y de qué manera, por Gaza», citó este riojano «que se siente ciudadano universal».

Tras las palabras de Aguirre, le llegó el turno al Premio Impronta del Año, Manuel Ruiz Hernández. Con casi 91 años, el enólogo derrochó sobre el escenario conocimientos, sentido del humor y recuerdos. Armó un discurso repleto de anécdotas y detalles. Se definió a él mismo como un «elemento un poco raro» de aquellos que existían en Europa en el siglo XVIII. «Estaban llenos de frascos y de macetas en casa», apuntó este madrileño de nacimiento, pero riojano de elección que llegó a Haro hace 65 años, también rodeado de «frascos, papeles y anotaciones».

Ruiz Hernández aseguro igualmente que disfruta transmitiendo su vasto saber sobre el vino, así como tratando de inculcar «la creación artística y científica» en el resto de la sociedad. «Todos tenemos dentro un manantial», sentenció.

Su discurso estuvo repleto de mensajes. «Tenemos que inventar y para eso hay que inducir a la juventud a cierta osadía, que salgan al campo y que observen», fue uno de ellos. «Todos podemos crear riqueza», fue otra de las sentencias de esta «leyenda del vino», tal y como le definió el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán.

El enólogo se llevó una de las ovaciones más atronadoras de los 350 asistentes a la gala, al igual que ocurrió con Eduardo Sáenz de Cabezón. Para él fue el Impronta de los Lectores, es decir, el premio que otorgan aquellos que se informan a través de Diario LA RIOJA. Es el galardón más popular y para este profesor de la Universidad de La Rioja recibirlo le provoca tres sensaciones diferentes: orgullo, sorpresa y agradecimiento.

Este divulgador científico que se apoya en el sentido del humor para transmitir conocimientos mostró su «sorpresa» por el hecho de que un matemático sea el receptor de este reconocimiento por parte de los lectores y, al mismo tiempo, mostró su «orgullo» por ese mismo motivo, por haber sido el elegido por la gente. En cuanto al «agradecimiento», se congratuló de que este premio llegue en su tierra. «Los vecinos y la familia son esa gente que, aunque te conocen, te siguen queriendo», bromeó.

Música, literatura, ciencia, vino. Los Premios Impronta de este año tocaron muchísimos palos y los tres galardonados demostraron con sus palabras de este jueves por qué han dejado una huella perenne en aquellos con los que han compartido vida y experiencias. Por eso, por sus méritos, son los justos merecedores de una escultura que refleja precisamente eso. Esa huella imborrable. No en vano, se trata de la fiel reproducción, creada por José Antonio Olarte, de una icnita del yacimiento de Los Cayos en Cornago.

Tras la entrega de premios se afrontó el tramo final de la gala. En él, primero tomó la palabra Gonzalo Capellán, presidente del Gobierno de La Rioja, para loar la labor de los tres protagonistas del día y para reafirmar una idea: la importancia de sumar fuerzas. «Cuando lo hacemos, el futuro está garantizado y hay esperanza e ilusión», apuntó justo antes de que la coral Con Dos Bemoles y el cuarteto de cuerda de alumnos de la Universidad de La Rioja pusieran el punto final con dos canciones, una de ellas el 'La Rioja existe' de Carmen, Jesús e Iñaki. La mejor rúbrica posible para una noche repleta de huellas imborrables.

a trayectoria de Jesús Vicente Aguirre se puede resumir, tal y como él mismo apuntó al recoger su premio, en dos frases:'La Rioja existe, pero no es' y 'Aquí nunca pasó nada'. Una canción y un libro. La lucha por la autonomía de una tierra y el orgullo de no olvidar a aquellos que fueron víctimas de la represión franquista.

Aguirre quiso dedicar el galardón a todos aquellos que le han acompañado a lo largo de su vida antes de elogiar a su tierra, La Rioja. «Una tierra por la que vale la pena seguir trabajando y en la que es gratificante vivir», apuntó antes de lanzar un objetivo al aire para los tiempos que vienen: «Seguiré trabajando y luchando, mientras pueda, por un mundo mejor y más justo».

Al ahondar en ese punto, no dejó pasar la oportunidad de hablar de la importancia del respeto hacia la vida de los demás e hizo referencia a todos aquellos conflictos que se están desarrollando a lo largo del mundo, Gaza incluida. Para concluir, dejó una bonita rúbrica. Aseguró que se siente riojano universal, pero apuntó que su «patria, tierra y pueblo» es la humanidad. «Y luego brindaré por ello», finalizó.

Manuel Ruiz Hernández cumplirá 91 años dentro de poco y, en su discurso, demostró haber vivido muchas cosas y haber acumulado durante todo este tiempo una infinidad de conocimientos que no tiene problema en compartir, con grandes dotes de sentido de humor, con los demás. «He hecho de mi vida una experiencia», sentenció esta «leyenda del vino», tal y como lo definió Gonzalo Capellán.

Señaló que uno de sus objetivos vitales ha sido ayudar a los demás a través del pensamiento y que ha intentado difundir todo lo que conoce a la sociedad. Aseguró igualmente que no sabe a qué generación pertenece, no dudó igualmente en contradecir alguno de los pensamientos de Machado o Unamuno y mandó un mensaje para la juventud: «Hay que inculcarle cierta osadía, que salgan al campo, que observen y anoten».

En ese sentido, Ruiz Hernández también lanzó unas ideas en forma de retos:«Tenemos que hacer inventos. Todos podemos crear riqueza nueva», concluyó. Es eso a lo que se ha dedicado este ilustre riojano por elección durante más de noventa años.

Eduardo Sáenz de Cabezón recogió el galardón que dan los lectores con tres palabras. «Cuando te dan un premio como este, lo recibes con orgullo, sorpresa y agradecimiento», sentenció justo antes de pasar a describir cada uno de sus sentimientos.

Dijo sentir orgullo y para explicarlo acuñó una frase de Borges. «Decía que estaba más orgulloso de lo que había leído de lo que había escrito», señaló el riojano antes de expresar su felicidad por haber recibido el premio de los lectores.

Sobre la sorpresa, habló de la 'rareza' de que un galardón de estas características se le otorgue a un matemático. «Es para sacar pecho de nuestra universidad pública, de la UR», añadió para acabar expresando su agradecimiento a aquellas personas que decidieron que él fuera el merecedor de este reconocimiento. «Cuando se te da en tu tierra, el agradecimiento es muy especial porque los vecinos y la familia son esa gente que, aunque te conoce, te sigue queriendo», finalizó.

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