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María Aguirre
Logroño
Miércoles, 30 de abril 2025, 07:19
Desesperación y caos. Así describieron varios comerciantes la situación que se vivió el lunes tras el apagón en la capital riojana. Los trabajadores y ... trabajadoras de tiendas de alimentos, farmacias o bazares vieron cómo se iban formando filas –cada vez más largas– en las puertas de sus locales. Camping gas, cerillas, pilas, linternas, latas de conservas y botellas de agua, entre los productos más vendidos.
A pesar de la caída energética, y de que los locales se quedaran sin luz, fueron varios los que siguieron con sus tiendas en marcha e incluso llegaron a vender más que otros días en cuestión de minutos. Algunos estuvieron a punto de agotar género. En el supermercado Lupa, de la calle Pradoviejo, «las botellas de agua y las latas de conservas se agotaron en tal sólo media hora», comentó Leticia García, una de las encargadas. Asimismo, explicó que «los generadores que tenían los usaron para los datáfonos e internet». Es por esa razón que pudieron cobrar con normalidad, pero «al usar el alternador para eso, las cámaras tuvieron que cerrarse y el género que se podía poner malo con facilidad –como el pollo– guardarlo», apostilló. Además, aseguró que «aunque al principio hubo un silencio absoluto, y vendimos bastante, no llegó a ser un caos».
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Sin embargo, el comercio de alimentación Comestibles Santa Lucía, con Lidia Ramírez tras el mostrador, –y con productos como conservas, pan, lechuga, tomates, yogures y agua como lo más vendido– vivió una situación algo diferente a la de Leticia. «Ayer fue un caos total y la gente se volvió loca. Hubo unas filas impresionantes. Tuve la suerte de atender con un peso de suelo que ya tenía cargado», comentó. Unas ventas que le recordaron a los viejos tiempos, porque «las cuentas las apunté en un cuaderno para sumarlo y multiplicarlo después con el móvil, como antiguamente».
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La tienda de barrio, ubicada en Club Deportivo, llegó a tener «largas filas de clientes que llegaron casi hasta la mercería Entrecosturas», a unos metros del pequeño local. Una imagen que le dio «pena por ver a vecinos que no veía desde hacía tres años». «Al final nosotros trabajamos todos los días. Yo llevo aquí 33 años y me dolió ver cómo algunas personas tiran de tiendas de barrio sólo en situaciones como la de ayer, cuando lo necesitan», confesó.
Aunque los locales de alimentos se llenaron de riojanos, las farmacias también se vieron afectadas. Miguel Ruiz, al mando de la farmacia ubicada en la esquina de Gonzalo de Berceo, y que lleva su mismo nombre, explicó que «los ordenadores sólo estuvieron encendidos hasta que duraron los sistemas de alimentación ininterrumpida. No pudimos atender, porque algunos medicamentos eran con receta y luego de otros no sabíamos el precio exacto».
Lidia Ramírez
Comestibles Santa Lucía
Miguel Ruiz
Farmacia Miguel Ruiz
Asimismo, «las insulinas y todos los fármacos individualizados pudieron mantenerse en frío gracias al sistema». Además, comercios como Híper Fénix, ubicado en Pradoviejo, llegaron a agotar existencias. Camilo Hernández, dependiente de la tienda, contó que «la gente llegó a la tienda pidiendo linternas, pilas, cerillas y camping gas. Y radios, radios también se llevaron varias». Unos productos que «aún no se han podido reponer. Sólo quedan bombonas», concluyó.
Leticia, Lidia y Camilo creen que habrá ya «tranquilidad». Miguel, por su parte, confesó –antes de seguir atendiendo a otras personas que ocupaban la botica– que espera seguir recibiendo a «mucha gente».
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