Logroño

El proyecto de IA y Robótica del Casco Antiguo, sin ejecutar, deja en el aire otros dos millones

Y ahora se habla de San Antón, donde se tendrán que devolver otros dos, en este caso a Industria y Turismo (por tratarse de fortalecer la actividad comercial en zonas turísticas); un Ministerio ante el que también habrá que dar cuenta de lo hecho en hasta otros tres proyectos: dos en ejecución con distinta suerte, los del paseo de las Cien Tiendas y del mercado de San Blas, bien conocidos (uno fallido y otro por ver, aunque con el grueso de la obra realizada); y uno más que ha pasado prácticamente desapercibido, pero que supondrá un nuevo reintegro si nadie lo remedia: 1.991.880 euros exactamente, ya en caja desde el pasado mandato, y que no se han tocado en año y medio. Y ello tras solicitar en marzo del año pasado modificaciones tanto en las actuaciones previstas como en el plazo de ejecución. Las primeras fueron concedidas en parte, si bien no las pretendidas por el Consistorio capitalino; y lo segundo se concedió hasta el 31 de diciembre de 2024.

El bautizado como proyecto de 'modernización tecnológica comercial de la ciudad de Logroño: Inteligencia Artificial (IA) y Robótica al servicio del comercio' ha sido menos tratado, si bien supuso otros dos millones de euros de ingreso en las arcas municipales a ejecutar antes del fin del pasado ejercicio –junto a San Antón, pues ambos se presentaron para «impulsar la competitividad del comercio local» a través de la segunda convocatoria de ayudas de los 'Next Generation' destinada a la citada actividad obteniendo un global de 3.991.880 euros–.

Del mismo, ya a finales de 2022, se precisó que «afrontaría el control de acceso de vehículos al centro histórico, con la instalación de un sistema de identificación compuesto de 26 cámaras y el correspondiente software de visualización; y la mejora de la seguridad ciudadana mediante la instalación de 50 cámaras en puntos estratégicos de tan 'castigada' zona; así como el control de flujos de turistas y viandantes mediante análisis de imagen y la realización de diagnósticos sobre posibles mejoras en la reordenación del mobiliario urbano en base a los datos recogidos por dicho sistema de videovigilancia».

De la misma manera, se completaba con «la habilitación de un almacén estratégico situado en la planta baja del mercado de San Blas, donde se centralizaría la recepción de mercancías para reducir el tráfico por la zona y la posterior entrega de 'última milla' mediante vehículos autónomos (robots); la publicidad segmentada para potenciar el conocimiento del 'marketplace' capitalino entre sus clientes potenciales; y la formación en competencias digitales para los comerciantes en pro, precisamente, de la digitalización de sus comercios».

Un proyecto en el que la inversión total era de casi 2,5 millones de euros, dos ellos subvencionados, con las principales cuantías tanto para el sistema de cámaras (sobre todo) como para la logística del reparto autónomo. Y es que, en principio, la necesidad de que Logroño se dote de una red de videovigilancia lleva tiempo sobre la mesa (el alcalde Escobar dijo en 2024 que ese año se instalarían en el Casco Antiguo); y de hecho se trabajó tanto durante el pasado como este presente mandato, siempre de la mano de la Policía Local.

No en vano, conseguida la financiación, el tiempo se le ha echado encima al Ayuntamiento logroñés pese a trabajar en los pliegos, con el gobierno local reconociendo que, como en San Antón, no se ha ejecutado. Llegado el momento de la justificación, las ayudas deberán ser devueltas si no hay más ampliaciones. Así se lo reconocía el concejal responsable del Área de Administración Pública, Interior y Proyectos Estratégicos, Francisco Iglesias, a Diario LA RIOJA, pese a reiterar que se está en conversaciones tanto con la FEMP como con el Ministerio correspondiente, dado que Logroño no es la excepción y otros municipios también alegan plazos «imposibles», tras la concesión definitiva en marzo de 2023 y una posterior prórroga de seis meses .

De hecho, el pasado 3 de diciembre, con todo a punto de expirar, la Junta de Gobierno Local aprobaba solicitar un año más (segunda ampliación de plazo en la práctica), si bien ya en junio una resolución de la Secretaría de Estado de Comercio autorizando la primera advertía de que «en ningún caso podrá exceder de 31 de diciembre de 2024, quedando sujeto el apoyo financiero a que la realización de las inversiones y gastos para los que se ha concedido la subvención se realicen en el período solicitado».

Al respecto, ya durante la polémica sobre lo sucedido en torno al proyecto de San Antón, el propio Iglesias, desmarcando claramente al Mincotur del Mitma, aludió a una cuestión de tiempo. «No quiero hablar de inflexibilidad o falta de cintura, pero si nos remitimos a la ejecución de fondos europeos en octubre del 2024, en el que se hablaba a nivel nacional del 16%, que los ministerios todavía sigan insistiendo en mantener determinados plazos creo que también merece una reflexión», lanzó.

Nada que ver con lo oído en febrero de 2024, cuando desde el PSOE se presentaba una moción para no perder los fondos del proyecto de modernización tecnológica comercial del centro histórico (pidiendo incluso reorientar partidas de acuerdo con Industria y Turismo) y el PP se limitaba a decir que «se estaba trabajando en ello», pese a no constarle a la oposición, y que, «en asuntos de comercio, lecciones, pocas» –en referencia a lo sucedido con las Cien Tiendas y poniendo como ejemplo el sistema de reparto de última milla, rechazado por los propios comerciantes, según el concejal de Promoción de la Ciudad, Miguel Sáinz–.

Así, resoluciones y acuerdos municipales de los que no se ha informado (de marzo, mayo y diciembre) reflejan que se autorizó una alternativa al sistema de reparto autónomo, más barata y aceptada, pero no se permitió reasignar el resto del presupuesto para la creación de una solución BI (Business Intelligence/Inteligencia de Negocios) en el apartado de transformación digital.

Casi un año después, sin licitación alguna, son otros dos los millones que, de momento, quedan en el aire y que, sin cambio de criterio de última hora, parecen condenados a volar. Suma y sigue...