Andreu releva a Cacho y aplaza la crisis abierta con la dirección regional del PSOE

La anunciada crisis de Gobierno se ha cobrado dos piezas, la del consejero de Educación, Luis Cacho, y la del portavoz del Ejecutivo, Chus del Río. Sin embargo, Concha Andreu ha decidido, al menos por el momento, mantener en sus puestos a los dos consejeros cuya destitución se daba por hecha. Tanto Francisco Ocón, al frente de Gobernanza Pública, como Ana Santos, en Bienestar Social, continuarán en sus despachos, pese a que este periódico ha podido saber que sus ceses estaban decididos desde varios días atrás.

De esta manera, Andreu aplaza la crisis abierta con la dirección regional del PSOE, aunque de su comparecencia este lunes también se desprende que las aguas siguen bajando muy revueltas y que la fractura entre los miembros del Consejo de Gobierno es muy profunda, quizá irrecuperable. La presidenta quiso hacer hincapié en que «en situaciones críticas las relaciones se ponen a prueba». Y aunque enfatizó que ella «también es el PSOE» y que el suyo «es un Gobierno socialista», lanzó un amargo reproche a Francisco Ocón, consejero de Gobernanza Pública y secretario general del PSOE en La Rioja, por su ataque al todavía consejero de Educación, Luis Cacho. Ocón, en una comparecencia pública celebrada unas horas antes, había criticado la supuesta utilización, por parte de Cacho, de una sicav luxemburguesa para gestionar su patrimonio personal: «Es algo –dijo– que no encaja demasiado bien con respecto a las posturas sobre las sicav que tiene el PSOE». Andreu, que calificó de «profundamente injustas» las críticas al manejo del patrimonio personal de Cacho, reprendió públicamente a su consejero y secretario general: «Creo que un compañero de gobierno debe apoyar a un compañero de gobierno», sentenció.

La crisis ha acabado finalmente con la destitución de Luis Cacho. Andreu alabó la figura de su exconsejero, al que no le reconoció mayor error que no haber sabido explicar cada uno de sus movimientos, algo de lo que, según confesó, «el propio consejero era consciente». «Lo he cesado de mutuo acuerdo, fruto de una decisión conjunta», aclaró. «La comunicación no ha sido efectiva, pero su labor ha sido impecable», resumió. La información publicada el pasado viernes en 'El Confidencial', que indicaba que el gestor del patrimonio personal de Cacho había trasladado parte de sus fondos a Luxemburgo para huir «de la ofensiva antirricos», tampoco ha pesado en el ánimo de la presidenta. Antes al contrario, remachó enigmáticamente que el relevo «nada tiene que ver con este movimiento, que ni siquiera ha tenido lugar», aunque no quiso extenderse sobre este extremo. «No se ha podido ser más injusto con él», concluyó.

El nuevo consejero de Educación y Cultura, Pedro Uruñuela Nájera (Logroño, 1947), es licenciado en Filosofía y Letras y diplomado en Enfermería y Fisioterapia. Acumula una larga carrera docente, es experto en convivencia en las aulas y fue subdirector general de la Alta Inspección Educativa entre 2004 y 2008. Hoy tomará posesión y en la próxima semana se irá concretando «la estructura final y los segundos niveles de la Consejería». Le espera un camino de espinas, si bien Andreu felicitó a Cacho por haber conseguido llevar a cabo su plan de contingencia para el inicio del curso escolar en condiciones «muy difíciles».

En el nuevo gabinete cobra mayor fuerza la figura ya muy destacada de la consejera de Salud, Sara Alba, que asumirá la Portavocía del Gobierno. Andreu también quiso separar la destitución del anterior portavoz, Chus del Río, de cualquier duda sobre su trabajo: «Quiero agradecer a Chus su esfuerzo, dedicación y compañerismo». Aunque la presidenta aseguró que no tiene previsto hacer más remodelaciones, las difíciles relaciones entre el Gobierno y el Partido Socialista anticipan una convulsa legislatura.

Durante las últimas semanas han sido muy llamativos los reproches cruzados (tácitos pero evidentes) entre las consejeras Ana Santos y Sara Alba a propósito de la crisis sanitaria y del desastre vivido en las residencias de ancianos, cuya gestión correspondía a Santos hasta que se decidió, ante el caos generado por el COVID en los geriátricos, montar un mando único sanitario que intentase frenar la sangría. Todo apuntaba a que el relevo de Ana Santos iba a ser Pablo Rubio –un histórico del socialismo riojano–, pero la decisión de Andreu de frenar a última hora la destitución de la responsable de Bienestar Social abre nuevas incógnitas sobre la estabilidad del Consejo de Gobierno. Y también, lo que resulta más inquietante, sobre la coordinación entre las Consejerías de Salud y de Bienestar Social, muy cuestionada en marzo y en abril y que será clave para gestionar la segunda oleada de la pandemia.