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Capellán clama por la paz ante la «barbarie criminal» en Gaza y aboga por la unión
En un alegato en defensa del esfuerzo y la aportación de todos, el presidente de La Rioja reivindica «la deuda sangrante de las infraestructuras»
Un alegato por la valía del «esfuerzo que, compartido por todos, se vuelve progreso» entonó este domingo el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, en el acto institucional del Pisado de la Uva y la Ofrenda del Primer Mosto a la Virgen de Valvanera, que se celebró en el patio del instituto Sagasta por tercer año consecutivo ante las previsiones meteorológicas que auguraban unas lluvias que no llegaron a caer a mediodía.
Con constantes alusiones simbólicas al trabajo vitivinícola (como no podía ser menos en una fecha tan señalada), a su delicadeza y a su quehacer constante para lograr la excelencia en el producto final que constituye el vino, Capellán remarcó que llegados «racimos de La Rioja Alta, de La Rioja media y de La Rioja Oriental, de la Sonsierra y de Cameros, de los pueblos más pequeños y de las cabeceras de comarca, cada uva lleva consigo el esfuerzo de quienes la han cuidado, cada racimo es un testimonio de vida y trabajo».
La unión de las tierras riojanas constituyó un argumento continuo en la alocución presidencial: «No se entiende La Rioja, ni la capital sin sus pueblos, ni el valle sin la sierra. Todos aportan, todos cuentan para hacer grande la más pequeña de las comunidades autónomas de la Península. Todos forman parte de este gran tinanco que es La Rioja. Todos cabemos en él, todos importamos, todos somos necesarios».
«Paz con mayúsculas»
La «paz con mayúsculas como urgente necesidad» protagonizó uno de los principales reclamos de Capellán, que recibió una cerrada ovación cuando, ante la vigencia de «conflictos, guerras, siempre sinónimos de tragedia humana, de pérdida de esperanza, de dignidad, de humanidad, de vida, es decir de horror y muerte», expresó su más «enérgica condena, en nombre de todos los riojanos, gente de bien, gente de paz, a todos los conflictos abiertos, con especial mención a la guerra de Rusia contra Ucrania y a la tragedia humanitaria que está sufriendo Gaza, una barbarie criminal e inaceptable», dijo el jefe del Ejecutivo riojano aun sin enredarse en calificar de genocidio el sufrimiento del pueblo palestino.
De ahí, Capellán hizo un llamamiento «a la cordura y a la mediación de todos los poderes nacionales e internacionales con capacidad de intervención efectiva para que en nombre de la humanidad pongan todas sus capacidades al servicio del fin de las guerras, del apaciguamiento de los conflictos y el fin superior de lograr una convivencia pacífica en todas las partes del mundo».
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La poesía del chileno Pablo Neruda o la incalculable aportación literaria de la riojana de adopción Ana María Matute sirvieron para reivindicar la actualización de un «pacto con la tierra: porque ese pisado de la uva en el tinanco, abrazados, hermanados, juntos es el símbolo de un pacto que une la naturaleza, nuestro territorio y el trabajo humano».
Desde la mesura, unión
No desaprovechó la ocasión el jefe del Ejecutivo riojano de reclamar «desde la calma, la mesura y la serenidad», «un punto de unión en España», algo que consideró «más necesario que nunca». Y citó las palabras del insigne Sagasta, nunca en mejor escenario para mentarlo como en el instituto bautizado con el nombre del político torrecillano, para recordar que «la constitución definitiva del país depende de la prudencia de unos, de la templanza de otros y de la abnegación de todos: es más que nunca necesaria la unión de todos». Y de nuevo, ese argumento de unión le valió a Capellán para insistir en que «la fuerza de un pueblo se mide no solo por lo que es capaz de cambiar, sino sobre todo por lo que es capaz de construir en común».
Pero esa unión la propuso el presidente del Gobierno riojano desde la diversidad: «En el tinanco caen racimos de todas partes; una vez dentro, la identidad aislada de cada uno se funde para dar lugar a algo nuevo, más rico y más poderoso. La convivencia multiplica los frutos. La diversidad nos completa y enriquece».
Repasó el mandatario riojano los retos a los que se enfrenta la región e hizo mención al cambio climático, la economía globalizada y la despoblación rural, pero marcó el énfasis en un asunto tan recurrente en sus discursos como acuciante para los intereses de la región, «la deuda sangrante en materia de infraestructuras, una reivindicación justa, necesaria, urgente por la que seguiremos luchando», aseveró. Y con los desafíos pendientes, también abordó Capellán las oportunidades que se abren en un panorama global: el turismo sostenible, la internacionalización empresarial, la innovación y la ciencia como progreso o la tecnología como sector estratégico crucial.
No faltaron tampoco las referencias expresas a las inclemencias climáticas que han agravado los incendios forestales de este verano y a las condiciones que han dificultado este año aún más si cabe las arduas labores de la vendimia, siempre en ese anhelo de cuidado del territorio que ayer impregnó el discurso del presidente. Concluyó Capellán su reflexión aportando que la fortaleza riojana descansa en ese «trabajar unidos».
Por último, a modo de brindis, el presidente de La Rioja apeló a modo de deseo para el futuro inmediato que «el mosto de hoy sea símbolo de unión, de solidaridad y de esperanza. Que cada riojano encuentre en su tierra un motivo para quedarse y un ilusionante proyecto para vivir. Que nuestras viñas sigan produciendo caldos de excelencia, que nuestras industrias se fortalezcan, que nuestras aulas formen ciudadanos libres e iguales, que nuestras artes sigan brillando, que nuestros pueblos mantengan su valiosa vida. Y que quienes nos visiten se lleven grabada en la memoria la huella de una tierra hospitalaria, noble y luminosa».
