El Ayuntamiento de Logroño no aumentará la vigilancia tras el sábado de botellón y espera que haya sido puntual

El levantamiento del estado de alarma ha hecho que la fiesta pueda continuar en la calle a partir de la medianoche después del cierre de la hostelería y ello se vio traducido en una concentración de más de 800 jóvenes en el parque del Ebro durante la madrugada del pasado domingo, algunos de ellos haciendo botellón.

Sin embargo, no fue la única. Según informaron ayer fuentes oficiales, se registró un aumento de las agrupaciones de jóvenes en diversos puntos de la ciudad. La Policía Local detectó grupos más o menos numerosos en lugares como el parque de San Miguel, el parque de los Enamorados, la plaza de La Oca y los estacionamientos de Las Norias e incluso de La Grajera.

Si bien respecto a las reuniones de personas en la vía pública actualmente no existe prohibición alguna sino solo una recomendación de que estas no superen las seis, los agentes interpusieron un total de 27 denuncias por no usar mascarilla, siete por orinar en la calle, ocho por consumir alcohol, once por ruido, cinco por tenencia de drogas y una por deteriorar bienes de propiedad municipal. Además, se intervino con dos menores por intoxicación etílica en el Casco Antiguo.

Todo ello, además, con el 'botellón' prohibido por ordenanza desde marzo. Desde el equipo de Gobierno se precisaba ayer que se hará una evaluación; el turno de noche, como cada fin de semana de la pandemia y como ya pasó cuando el pasado junio se levantaron las restricciones, seguirá reforzado; y se estudiará la situación junto a la Policía Nacional.

En cualquier caso, la concejala de Alcaldía, Igualdad y Convivencia, Eva Tobías, quiere dejar claro que el trabajo realizado por las fuerzas y cuerpos de seguridad no es una cuestión política, sino de operativo policial. «La concejala no manda desalojar ni multar...», precisa.

La edil reconoce la complejidad del problema y confía en que las apelaciones a la responsabilidad sirvan para normalizar la situación en próximas semanas. «Tenemos que ser conscientes de que el estado de alarma ha acabado; pero la pandemia, no», recordaba Tobías, quien repetía aquello de que «no podemos poner un policía en cada esquina».

Desde la Administración local se ve con preocupación lo sucedido, más que por el hecho en sí, por la sensación de que una buena parte de la sociedad, como es la juventud, pueda pensar que la emergencia sanitaria ha desaparecido y, por tanto, considera clave insistir en el mensaje de precaución y prevención.

«Durante la noche del sábado se dieron muy distintas situaciones, casi una por grupo. Había gente bebiendo, sí, pero otros solo estaban hablando o pasando el rato entre amigos, sin más», explicaba la también responsable de la Policía Local.

Tobías quiso remarcar el trabajo realizado para modificar la ordenanza para el fomento de la convivencia ciudadana, que prohíbe la práctica del botellón y da una herramienta a la Policía Local a la hora de hacer frente al fenómeno, pero también aclarar que «las leyes no bastan por sí solas ni lo solucionan todo». La concejala entiende que todo depende de la educación y la concienciación como sociedad.