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Imagen de la Laurel un fin de semana cualquiera, zona de exclusión en cuanto al consumo de bebidas y alimentos en la calle junto a la San Juan y la San Agustín.
No beberás en... según qué calle

No beberás en... según qué calle

La ordenanza de ruidos obliga a los hosteleros a adoptar medidas para evitar el consumo en la puerta del bar mientras se permite el 'botellón'

Javier Campos

Sábado, 22 de noviembre 2014, 17:49

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La norma obliga y así lo recuerda la Policía Local... además, cada fin de semana. Tal es la sensación de los propietarios de bares del Casco Antiguo, con especial incidencia en la calle Mayor, que queda al margen de zonas excluidas como la Laurel, la San Juan o la San Agustín, donde sí que se puede. La norma vendría a ser algo así como 'no beberás... en según qué calle', lo que evidentemente levanta ampollas en parte del sector hostelero, sobre todo el dedicado al ocio nocturno.

«Los titulares de las actividades deberán velar para que los clientes no produzcan molestias por ruido en el interior del local e impedir la salida del establecimiento por parte de éstos con bebidas y alimentos servidos para su consumo en el local, para lo cual adoptarán las medidas necesarias y eficaces que garanticen el cumplimiento de esta obligación», reza el artículo 22.4 de la Ordenanza de protección del medio ambiente contra la emisión de ruidos y vibraciones en Logroño.

El mismo fue motivo de controversia en su origen... y lo sigue siendo. El Ayuntamiento mantiene la vigilancia para evitar que se saquen bebidas a la calle, lo que se traduce en menos de una decena de denuncias al año. «Cumplir, cumplimos... y desde hace tiempo», sentencia el propietario de uno de los bares de copas de Marqués de San Nicolás que asegura que las visitas de las patrullas son frecuentes, con lo que la norma la tienen bien presente.

«La advertencia no ha dejado de estar ahí», añade otro. Lo que en la práctica se ve reflejado en la presencia de porteros en los locales de ocio nocturno que 'invitan' a la clientela a consumir en el interior o, cuanto menos, a no hacerlo en el exterior, según se avisa también en carteles bien visibles. Una responsabilidad que asumen, pero que no comparten pues, según denuncian, «nos deja vendidos y sometidos al capricho del cliente de turno».

Imposible que no se produzcan casos

«Nos llaman la atención y te avisan, pero resulta imposible evitar que se produzcan casos. Aunque a día de hoy no creo que suponga problema alguno, no quita para que siempre tengas el miedo de que alguien se te escape con un vaso y pueda acabar en denuncia no para él, que lo sabe y así se lo recordamos con carteles, sino para ti», comenta otro de los hosteleros, con negocio de día y de noche. Además, y para más inri, lo que está permitido en unas calles, está prohibido en otras, por lo que la sensación de indefensión parece invadir el sector, máxime cuando la misma ordenanza permite el 'botellón'.

Caso conocido sería el del Bar Iturza, de los pocos de día en la calle Mayor. Su propietario, ante una nueva denuncia «por tener la puerta abierta», no sabe qué hacer. «Como las denuncias por sacar bebidas a la calle las pierden si se recurren, ahora te dicen que no puedes tener la puerta abierta», explica.

Según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Logroño a Diario LA RIOJA, de las 7 denuncias por sacar bebidas a la calle en el 2012 se pasó a las 6 del 2013 y a las cuatro en lo que va del 2014. Se da la circunstancia, además, de que las denuncias no se centran exclusivamente en pubs del Casco Antiguo sino en otras zonas como Santos Ascarza.

Interior y Medio Ambiente colaboran estrechamente en su control, según explica el concejal Jesús Ruiz Tutor, con los vecinos como principales 'fiscalizadores' de su acción. «Siempre les remarcamos que hacen de la calle una prolongación del negocio», insisten al respecto desde la asociación 'Logroño sin Ruidos', quien va de la mano de la Federación de Asociaciones de Vecinos en este asunto.

El concejal de Medio Ambiente, Jesús Ruiz Tutor, precisa que «de un tiempo a esta parte» impera el principio de prevención mediante el apercibimiento, el patrullaje y los agentes de paisano. Todas las partes, eso sí, reconocen que lo de sacar bebidas a la calle no deja de ser actualmente un 'efecto colateral' de la ley antitabaco que prohíbe fumar en los locales públicos.

«Sí que hay más vigilancia, pero también respecto a horarios o terrazas, por ejemplo... La presencia policial durante la noche es habitual, pero a veces la presión es arbitraria, en unos sitio sí y en otros no», resume el hostelero Rubén Fernández, quien entre otros encabeza los movimientos del sector para su unión.

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