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El director general de Función Pública, Ángel Sáinz Yangüela, asegura que este 2025 está siendo especialmente pródigo en oposiciones por varias razones, aunque remarca especialmente ... una: «Había una oferta pendiente de materializar de 2022, 2023 y 2024 y que se tenía que convocar antes del 31 de diciembre de 2024. Hemos tratado de acumular las distintas ofertas para sacar todas juntas, cubrir las vacantes y evitar la temporalidad». «Estamos tratando de corregir los errores, lo que no se hizo bien en su momento, y agilizando las ofertas de empleo público», añade.
En la actualidad, explica que hay 62 procesos selectivos en marcha «con 329 plazas», se van a convocar 257 «de manera inmediata» y solo en Administración General está previsto aprobar unas 150 más correspondiente a la OPE de 2025. «Aunque no tienen por qué ejecutarse en el año natural, porque hay un plazo de tres años, nuestra intención es convocarlas con la máxima premura», avanza.
Hay una evidente lucha contra la temporalidad, exigida desde la Unión Europea, pero Sáinz Yangüela añade otro argumento de peso, como es el envejecimiento de las plantillas: «En los próximos cinco años cerca de un 30% de los empleados públicos estará en edad de jubilarse, por lo que es necesaria savia nueva».
Para facilitar esa renovación, el director general indica que la Escuela Riojana de Administración Pública está reforzando el trabajo de «transferencia de conocimiento». «Coloquialmente podríamos decir que el cesante va a dejar un manual de instrucciones (agenda de contactos, herramientas informáticas, temas…) que facilite el trabajo a los recién llegados», abunda.
El número de empleados públicos debe ser acorde, según Sáinz Yangüela, «a la necesidad de unos servicios públicos de calidad». «La relación –recuerda– tiene que estar dimensionada y siempre abierta a nuevos programas y líneas de financiación que pueden venir de ministerios, de Europa o del Parlamento regional».
Ese proceso de renovación también llegará a los procesos selectivos que, hasta el momento, han estado basados casi exclusivamente en lo memorístico. «Hemos empezado a incorporar un apartado formativo-selectivo, por ejemplo, en las oposiciones de retenes, con un curso que era necesario superar. No dejamos de lado lo memorístico, pero a todos nos suena bien esa idea práctica y queremos exportarla a otros procesos», concluye.
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