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«Vine anoche de Albacete y el GPS me trajo por Soria, por la que supongo que es la carretera del río, y pasé por pueblos que me parecieron fantasma pero pensé en que serían preciosos, como una carretera de costa», ha descrito Fernando Alfaro, resumiendo el Camero Nuevo, el valle del Iregua, La Rioja Vacía y el déficit de comunicaciones de la región en una sola frase. El universo del músico manchego está lleno de expresiones maravillosas, letras imaginativas y títulos de canciones que ya lo dicen todo, como 'Pijama de fantasma', 'Se aniquila piso' y 'Gente abollada', con ritmos entre tenebrosos y poderosos, frágiles y robustos a la vez, delicados pero intensos, siempre con esa contraposición y contradicción.

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La música de Fernando Alfaro, pese a ser un artista de culto, casi relegado a los fans de Surfin' Bichos y Chucho, con unos espectadores muy seleccionados, es para todos los públicos, de hecho, muchos padres han acudido con sus hijos. Un hombre ha sostenido durante todo el concierto sobre su regazo a su hijo, dormido sobre su hombre, como si estuviera escuchando nanas. Las melodías podían invitar a la paz, pero las letras, en profundidad, invitan a la rebelión. Desde la primera, 'Dominó', hasta la última, 'Fuerte!', pasando por otros monumentos musicales y vitales, como 'Camisa hawaiana de fuerza' y 'Extintor de infiernos', con letras tan visuales, tan cargadas de erudición, originalidad y confesión como «subía de dos en dos los escalones de tu corazón, si era una escalera de Escher me daba igual».

Ha sido al final, con estos temas, cuando el directo ha adquirido mayor intensidad, a pesar de que Fernando Alfaro ha actuado solo a la guitarra. Pero ha sido, seguramente, lo mejor que tenga esta edición de Actual, algo pequeño pero enormemente valioso. «Nunca sentí la vida como ahora que la pierdo».