Adriana, la primera danzadora de Anguiano
«Hemos hecho historia con total discreción, aunque entendemos que es una grandísima noticia», admite la alcaldesa, Gemma López, tras las fiestas de Gracias
La danza de los zancos de Anguiano, al parecer un rito del solsticio de verano para propiciar la buena cosecha y que se remonta ... a hace más de cuatro siglos, ha tenido una protagonista en las fiestas de Gracias celebradas la semana pasada. Adriana Rueda Castro, una joven logroñesa de 14 años descendiente del pueblo, ha sido la primera mujer en bailar en esta emblemática tradición, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y Bien de Interés Cultural.
Cada domingo de Gracias es habitual que debuten nuevos danzadores de la Escuela de Danza de Anguiano, y no ha sido hasta el pasado domingo 28 de septiembre cuando bailó por primera vez una mujer, la joven Adriana, estudiante de ESO, jugadora del equipo cadete de fútbol de la UDL e hija de otro danzador.
«Hemos hecho historia con total discreción, aunque entendemos que es una grandísima noticia», admite Gemma López Hernáez, alcaldesa de Anguiano. La razón para no haber anunciado el acontecimiento es que estas fiestas, que dan por concluido el verano y dan la bienvenida al otoño, son más íntimas para los anguianejos, lo que propició que se viviera el momento con especial sentimiento. «Fue súper emocionante. Yo fui la primera alcaldesa de Anguiano y he tenido la emoción de vivir la primera danzadora. La responsabilidad, el compromiso y la entrega es la misma en las mujeres. Y aquí se ha vivido todo con mucha naturalidad», declara Gemma López.
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Si no ha habido una danzadora antes es porque no se ha dado la oportunidad. No ha habido impedimentos, todo lo contrario. Años atrás ya estuvieron a punto de hacerlo dos chicas. «No hay nada escrito, todos tenemos el mismo derecho y, a nivel general, ha sido un orgullo para todos, con emoción compartida por algo que nos ha unido más», subraya la alcaldesa de Anguiano. Como curiosidad añadida, empezó a llover cuando se inició el toque de gaitas que anuncia la danza y el agua da mayor peligrosidad al descenso de los danzadores sobre sus zancos de medio metro de altura. «Fue más dificultad pero también como un bautismo», dice Gemma López.
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La madre de Adriana ha declinado la posibilidad de hacer declaraciones a Diario La Rioja tanto por su parte como por la de su hija. El Ayuntamiento de Anguiano ha expuesto que «no hay emoción más pura que ver a los nuevos danzadores enfrentarse por primera vez a la bajada de las escaleras y la cuesta, ahí es donde la danza late con más fuerza, donde el pasado se encuentra con el futuro y entendemos que nuestra tradición sigue viva, firme, emocionante, vibrante». Y, por otra parte, David Neila, de la Asociación de Danzadores de Anguiano, celebra la valentía de Adriana: «No es fácil atreverse. En el pueblo estamos orgullosos, aquí nunca ha habido debate, siempre hemos estado unidos y lo hemos vivido con naturalidad».
En la Escuela de Danzadores de Anguiano hay una cantera de una veintena de jóvenes. A unos les cuesta más aprender, a otros menos. Y no es extraño que debuten incluso con 13 años. «Yo llevaba un montón de años esperando este momento con mucha ilusión. Adriana ha estado muy apoyada, igual que todos sus compañeros», advierte David Neila.
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