Borrar
Panorámica de las pozas de Arnedillo, repletas de visitantes, al lado del río Cidacos. Sonia Tercero

Del abrigo al bañador a 5 grados

Las pozas de Arnedillo son también en invierno un atractivo para cientos de visitantes de todo el país

Ernesto Pascual

Arnedillo

Martes, 26 de mayo 2020

Comenta

Cinco grados bajo las montañas que custodian entre la niebla el paso del Cidacos ante Arnedillo. A unos metros, la piscina de verano permanece congelada. Pero a la orilla del río se reparten por el suelo mochilas y bolsas de playa. Y toallas. Llegan jóvenes y mayores enfundados en abrigos, guantes, gorros de lana. Sin excesiva prisa, van desprendiéndose de ellos y se quedan en bañador, en bikini. Con la misma calma se sumergen en el agua mientras redobla al fondo el pasar del Cidacos entre las rocas.

Galería.

Ver fotos

Galería. Sonia Tercero

«¡Se está mejor dentro que fuera!», sonríe una pareja llegada de Vitoria mientras se cambia. «¿Y no da pereza o cobardía quitarse la ropa?», pregunta aterido el periodista. «¡Qué va, se está muy bien!», responden. «Con tantos días seguidos de frío y niebla, el lugar en el que más me apetece estar es éste», se alía a la recomendación una arnedana.

Bañistas disfrutando de las aguas termales. Sonia Tercero

Porque frente a esos 5 grados entre niebla del exterior, las pozas de Arnedillo reciben a los bañistas a 36 en sus aguas minero-medicinales. Tras sumegirse en el interior de la tierra adquiriendo las propiedades de las sales minerales y el calor, el agua de la que se alimentan las pozas de Arnedillo regresa viajando en surgencias a lo largo de 4 kilómetros bajo tierra. Y emerge a una temperatura de 52,5 grados.

Las aguas ganan 3 grados cada 100 metros de profundidad

Las aguas termales son el eje turístico de Arnedillo que, alrededor del Balneario y de las pozas libres, ha articulado numerosas actividades para erigirse en destino para cientos de personas a lo largo del año.

Muestra de ese atractivo es que hubo quien brindó las uvas esta pasada Nochevieja en sus aguas. «Te encuentras de todo, desde gente meditando hasta los que han estado toda la noche de gaupasa. Y gente como nosotros que nos encantan las aguas termales y buscamos lugares como éste», cuenta la pareja llegada de Vitoria. Como ellos, son varios los que se confiesan habituales buscadores y visitantes de pozas.

Esas aguas se hacen termales al viajar hacia el centro de la tierra, disolviendo componentes de las rocas que encuentra. Y ganan tres grados cada 100 metros de profundidad, hasta alcanzar los 120. A 4.000 metros, una capa de arcillas impermeables cierra su paso y regresan rápido hasta el exterior, guardando buena parte de ese calor para que las disfruten cientos de bañistas.

«Se está genial», dicen Juan y Asier, que salen del agua momentáneamente «a por unas cervecillas» que se han traído de Estella. Y regresan a unas aguas en las que se bañan y refugian gentes llegadas de Soria, País Vasco, Navarra, por supuesto de La Rioja y de Madrid. Desde la capital, una niña hace realidad su deseo de cumpleaños. «Buscamos algo que combinara la naturaleza y agua caliente, porque le encanta bañarse todo el tiempo», relata su madre. Durante los días que se alojan en Arnedillo han coincidido en las pozas con franceses, belgas, latinoamericanos, alguno de la Europa del Este... También hay vecinos de la comarca que acuden cada día para amarrarse a su bienestar.

Tras un buen rato o varios días coincidiendo en sus aguas se crean conversaciones e incluso amistades. También debates sobre cómo afectará la presa de Enciso a sus aguas o por qué los que las frecuentan de noche no recogen la basura de la fiesta. Llegan tres amigos de Bilbao y un matrimonio jubilado. Se unen al debate. Sigue haciendo 5 grados.

Un pájaro se posa en la piscina helada de la localidad. Sonia Tercero

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Del abrigo al bañador a 5 grados