'El Cordobés', el terremoto
José Luis Benlloch
Sábado, 18 de octubre 2025
De una resonancia mediática máxima fueron las despedidas y/o conatos de despedida de Manuel Benítez 'El Cordobés', que quedaron en amenaza. En 1967, en ... plenitud de su carrera, no se siente valorado pese a que tiene firmadas más de cien corridas a un precio que nunca nadie había alcanzado, y decide convocar a la prensa para anunciar que tras consultarlo con la almohada la noche anterior, tal cual, había decidido retirarse. Semejante posibilidad que muchos califican de ocurrencia moviliza a todos los medios, y a los principales empresarios que, pese a los honorarios del diestro -nadie olvida que bautizó como 'el kilo' el millón de pesetas-, tiemblan ante la posibilidad de quedarse sin el atractivo del torero del flequillo que llenaba las plazas como nadie.
La reacción fue inmediata: los principales magnates del toreo peregrinan hasta Villalobillos, la finca del torero, para convencerle de que siguiera. Satisfecho el ego del diestro, que ha sentido el reconocimiento que echaba en falta, dice 'adelante, seguimos' y les hace firmar el acuerdo en la almohada sobre la que, al parecer, que había consultado su retirada. La foto de la firma recorre todos los medios a mayor gloria del poderío del torero, capaz de convocar y vencer al empresariado.
En el mismo sentido, vencer la resistencia de los grandes empresarios y por motivos económicos, planteó otra argucia, en 1969, con un desenlace diferente. Esta vez no hay acuerdo y no se contrata con los grandes empresarios, pero se alía con Palomo Linares, hasta entonces competencia, y su retirada se limita a las plazas de los grandes promotores. Deciden que torearían ese año en plazas menores, ajenas a quienes habían intentado limitar su caché y se hacen ellos empresa en una operación que denominaron 'la guerrilla' queriendo expresar su lucha contra los grandes. La operación fue todo un éxito económico.
Finalmente, la retirada de Benítez, la primera de ellas, se produce en 1971, sin previo aviso en Oviedo, luego volvería en Benidorm en julio de 1979 y se retiraría de nuevo en la feria de Albacete de 1981 tras una tarde aciaga, muy dura, en la que muere en el ruedo un espontáneo que saltó en su toro y al que, como era frecuente, no pusieron especial empeño en frenar y le dejaron torear como había hecho tantas veces entre el jolgorio y agradecimiento popular. Luego torearía y dejaría de torear en varias ocasiones, pero ya sin continuidad y lejos de las plazas más relevantes. Su último intento serio de reaparición fue en el festival de Madrid por las víctimas del Nevado Ruiz, con el respaldo de Julio Iglesias. No tuvo suerte y la tarde se convirtió en el lanzamiento al estrellato de Joselito y la irrupción de Manuel Díaz que empezaba a reivindicar su condición de hijo natural y salta como espontáneo para llamar la atención. El resto de vueltas y revueltas, siempre breves, ya no tuvieron el rango con el que el ciclón de Palma del Río se mantuvo en el corazón de su carrera.
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