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Almadraba.
Desde Conil hasta Tarifa, playas de ensueño y pueblos marineros

Desde Conil hasta Tarifa, playas de ensueño y pueblos marineros

Extensos arenales bañados por el Atlántico, lonjas repletas de pescado fresco y apasionados del surf en una ruta perfecta para disfrutar del litoral gaditano

Álvaro Romero

Jueves, 8 de agosto 2019, 00:16

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La provincia de Cádiz está repleta de rincones mágicos, enclaves llenos de encanto, tanto en el interior como en la zona costera. Importantes parajes naturales adornados por pueblecitos típicos del más puro estilo andaluz, donde el blanco cal es el color predominante. A esto se une el carácter afable de sus gentes, siempre hospitalarias que reciben al viajero con los brazos abiertos; su duende, siempre al son de una guitarra y la espectacular gastronomía local basada en productos del mar.

Todo eso es Cádiz y se puede disfrutar recorriendo la costa más meridional de la Península Ibérica, en una ruta de ensueño que comienza en Conil de la Frontera y termina en Tarifa, en el estrecho de Gibraltar, cara a cara con el continente africano. Entre playas de arena fina y dorada, costumbres ancestrales, atún pescado con la tradicional técnica de la almadraba y locos por el surf que llegan hasta allí para cabalgar sobre las olas gaditanas.

  1. Conil y sus fascinantes playas

El recorrido comienza en Conil de la Frontera, a tan solo 50 kilómetros de la ciudad de Cádiz, capital de la provincia. Desde allí, frente al océano Atlántico presenta una localización privilegiada y exhibe un semblante encantador. El color blanco de los edificios marida a la perfección con el azul del mar. Importante puerto histórico, a día de hoy se ha convertido en un foco turístico de primera categoría. Pese al paso del tiempo ha sabido mantener la esencia marinera que le caracteriza y todavía conserva vestigios históricos de pueblos que por allí pasaron.

Conil es un pueblo animado y con un gran ambiente nocturno, especialmente en periodo estival cuando miles de jóvenes acuden hasta allí en busca de fiesta y playa. Aún se mantienen resquicios del medievo, como alguna torra vigía, la Puerta de la Villa y restos de las antiguas murallas y el castillo. En la plaza del Castillo se ubican la iglesia Parroquial de Santa Catalina y la Casa Consistorial. Es interesante también, visitar el Museo de Raíces Conileñas y acudir a las subastas de pescado que se desarrollan en la lonja del puerto pesquero.

A lo largo del litoral, hasta llegar a Tarifa se extienden playas para todos los gustos, arena fina y aguas transparentes que convierten esta zona de Cádiz en un destino selecto para el turismo de sol y playa. En Conil se intercalan extensos arenales como las playas de Los Bateles o Castilnovo con espectaculares calitas como la de El Frailecillo o la del Aceite. Más adelante aparece el Palmar de Vejer, un núcleo costero perteneciente al municipio de Vejer de la Frontera, cuya playa, la del Palmar, ofrece un magnífico enclave para relajarse, disfrutar del mar y degustar la deliciosa gastronomía local.

  1. Barbate, el mejor atún del mundo

Continuando la costa dirección este, aparece Zahora, un pequeño foco rural perteneciente al término municipal de Barbate, allí se suceden los chiringuitos y desde su playa homónima se puede disfrutar de unas magníficas vistas del cabo de Trafalgar y su faro.

Al otro lado del cabo aparecen Los Caños de Meca, también bajo la jurisprudencia de Barbate. Un lugar lleno de luz, encuadrado entre acantilados y pinares. Sus playas de arena blanca y fina aseguran el disfrute con tranquilidad y sin aglomeraciones, incluso en fechas de mayor afluencia turística. Allí es posible realizar submarinismo, piragüismo, windsurfing, surf, o excursiones a caballo. El Parque Natural de la Breña que se extiende desde Barbate hasta los Caños ofrece una gran variedad de ecosistemas con un alto valor ecológico.

A tan solo 10 kilómetros se alza el pueblo de Barbate, uno de los más conocidos del litoral gaditano. Villa blanca de alma marinera ligada históricamente al mar y a la pesca. Alberga un pintoresco puerto pesquero de tradición exportadora desde época fenicia, cuando se implantó el sistema de almadraba que se ha perpetuado hasta la actualidad. El atún de almadraba es el manjar por excelencia de la gastronomía local.

Es posible disfrutar de una agradable caminata por el paseo marítimo, darse un baño en las paradisiacas playas de Yerbabuena o el Carmen, o conocer el Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, enclave donde se sitúa el municipio.

Continuando dirección sur el viajero se topará con Zahara de los Atunes, lugar de moda entre los que frecuentan el litoral gaditano cuyo sobrenombre lo adopta de la actividad atunera que se remonta a épocas ancestrales. Actualmente el turismo de sol y playa es la base de su economía, pues cuenta con varias playas de aguas cristalinas y arena dorada. Cuenta con pubs de ambiente chill out, bares y restaurantes donde relajarse y disfrutar de tan bello lugar.

  1. Tarifa, pasión por el surf

Más adelante, de gran riqueza natural y parada obligatoria, se hace hueco la salvaje playa de Bolonia, una de las más famosas de la provincia. Si el viento respeta, la estancia en este lugar se convierte en una experiencia muy agradable.

Tras ella, y después de haber recorrido cerca de 70 kilómetros desde el inicio de la ruta, se llega al pueblo de Tarifa. De nuevo un espectacular semblante blanco recibe al visitante en un enclave mágico, situado en el punto más meridional de Europa y más cercano a África, donde convergen el océano Atlántico con el mar Mediterráneo.

Tarifa es una de las localidades más turísticas de Cádiz, al convertirse en una referencia para los amantes de los deportes acuáticos. Sus idílicas y extensas playas, como la de Valdevaqueros o la de Punta Paloma, azotadas por el viento de levante hacen de ella un lugar perfecto para los aficionados al surf, windsurf o kitesurf, entre otros. En el trazado urbano aún se conservan resquicios de las dos antiguas murallas, en su interior discurre el casco viejo y se levanta la iglesia Mayor de San Mateo, la de San Francisco y la de Santa María.

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