'Ironheart': ¿qué pasa con Marvel?
La nueva serie de la factoría superheroica está mejor que la media del sello últimamente, pero no es calidad suficiente. Va de menos a más, demasiado tarde. Inevitable preguntarse hacia dónde va Marvel
¿Qué le está pasando a Marvel? Una pregunta extensible a Disney, que no está sabiendo cosechar el éxito de antaño con las últimas producciones ... derivadas de sus franquicias más sonadas, ya sea la Casa de las Ideas y sus superhéroes o la imaginería de 'Star Wars', por añadir otra llamativa realidad. 'Ironheart' tampoco ha dado el campanazo. Es más, la propia compañía no ha puesto demasiado énfasis en su lanzamiento, casi de tapadillo, como si hubiera arrojado la toalla por anticipado, a la espera de un nuevo reinicio (tirar del nombre de Ryan Coogler como productor ejecutivo, de moda gracias al tirón de 'Los pecadores', no ha servido para mucho). Con 'Thunderbolts' se vendió la piel antes de cazar el oso, no era tan rompedora como anticipaban algunos fans irredentos en sus redes sociales, y 'Daredevil: Born Again', tampoco –de momento uno de los grandes bluffs del año-. La suerte está echada con el estreno veraniego en salas de 'Los 4 Fantásticos', con una amenaza latente: el puñetazo en la mesa de 'Superman', de Warner y DC Comics, o deberíamos de indicar de James Gunn, un tipo que cuenta con una ventaja extraordinaria, ¡le encantan los tebeos!, luego sabe de lo que habla. Quizás este sea el problema del popular sello que comenzó vendiendo viñetas, hace décadas, mucho antes de que el Universo Cinematográfico de Marvel asentara las bases del cine rompetaquillas del siglo XXI. Los herederos de Stan Lee, carne de despachos opulentos donde opina demasiada gente, no están dejando trabajar a quien de verdad controla el tema o, simplemente, son incapaces de contratar a profesionales del medio audiovisual con un mínimo de enjundia e ideas renovadoras.
Recuperar el espíritu
La justa sustancia de 'Ironheart', estrenada en dos bloques de tres episodios cada uno en Disney +, ha llevado a algunos influencers que viven de dar masajes a todo lo que huela a Marvel a esconder la cabeza y reconocer lo obvio: este no es el camino. No es una mala serie, ojo, cuenta con elementos sugestivos que no terminan de ser aprovechados, dejando un poso extraño de «quiero y no puedo». La materia prima iba con nota, pero lo que ofrecen los seis capítulos, ya disponibles bajo demanda, está por debajo de las criticadas producciones televisivas de CW, con bastante más gracia e imaginación, a pesar de contar con menos medios. La competencia lo hace mejor en estos momentos, tras el trompazo en pantalla grande de 'Liga de la Justicia'. A veces hay que empezar de cero, como bien saben las editoriales en papel. La línea de cómic Absolute –aquí en el catálogo de Panini- ha reflotado las ventas de cabeceras como Batman o Wonder Woman en DC, abriendo las puertas a un mundo increíble de posibilidades. Quizás Marvel está tardando demasiado en aplicarse el cuento.
The CW, cadena estadounidense dirigida al público juvenil, triunfó en televisión con series como 'Arrow', 'The Flash' o 'Supergirl', apostando por el género superheroico. Fusión de las iniciales CBS y Warner Network, en su día la empresa triunfó con dramas de culto como 'Las chicas Gilmore' o 'Melrose Place'. Culpables a su vez de un éxito de antaño que marcó a una generación, 'Sensación de vivir', partieron de las viñetas de DC Comics para enfrentarse al convulso mercado televisivo. Tuvo sus pinchazos creativos, como la olvidable 'Batwoman', pero supo explotar el famoso Arrowverse, donde confluían todas sus series. Nada dura eternamente y supieron dar un volantazo en su momento para rememorar sus inicios y recuperar el espíritu de 'Smallville', una producción que llegó a diez temporadas de emisión. La más reciente 'Superman & Louis', ofertada por Max, es harto recomendable. Los problemas crecen con superpoderes y el matrimonio protagonista se ve en la tesitura de criar a sus dos hijos mellizos dentro de la normalidad o siendo conscientes de quién es su padre. Un curioso drama familiar que puede presumir de algunas virtudes de las que carece 'Ironheart', entre ellas una honestidad brutal. Lo último de Marvel también piensa en el público joven, pero mira demasiado al infantil. Se pierde con personajes que no terminan de calar en el espectador, por muy empáticos que nos pongamos frente al televisor. Detrás de las cámaras hay profesionales atrapados en una mediocridad que parece haberse agarrado fuerte a las paredes de los estudios de Mickey Mouse.
'Ironheart' funciona como una de tantas series del Canal Disney, con mayor presupuesto, luego puede calificarse como resultona. Es notable el esfuerzo de su protagonista, Dominique Thorne, vista en 'Black Panther: Wakanda Forever'. La joven esquiva los obstáculos de un episodio piloto balbuceante. Supera por los pelos no ser un Iron Man de pega, de tercera regional, pero la aventura pide más escenas de acción de las planteadas y algunos roles secundarios, abandonados a su suerte, merecían más líneas (y no la irritante amiga IA). Puede dejar indiferente su emoción intermitente y ritmo cambiante, aunque va de menos a más, con un capítulo final en alto que quizás llega tarde. La colección de giros irregulares no ayuda a suavizar cierto carácter repetitivo. No es un desastre pero no invita a quitarse el sombrero en ningún instante memorable. El destino de Marvel está actualmente en manos de Pedro Pascal, el hombre ubicuo, a falta de alguna carta bajo la manga y a lo que, supuestamente, está por venir, como bien insinúa la escena post-clímax de la propuesta que nos ocupa, unas imágenes que abren el camino para un supuesto bombazo, ojalá sin daños colaterales, porque la onda expansiva del díptico 'Avengers', 'Infinity War' y 'End Game', todavía resuena.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión