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Las navidades son fechas en el calendario en las que lo urgente queda en un segundo plano y le damos su lugar a lo importante. ... La familia, las amistades, celebrar la vida y que volvemos a estar juntos ocupan un espacio nuclear durante dos semanas del año. La montaña de las cosas por hacer se vuelve relativa y los «nos vemos, aunque sea para echar un vino» se convierten en el eco de las conversaciones de estos días. Nos hacemos dueños de nuestro tiempo, porque en Navidad todo es posible, incluso que prioricemos aquellas pequeñas cosas en las que no siempre nos fijamos. Ir a pasar la tarde con los abuelos o con tus padres mayores, disfrutar de una tarde de juegos con tus sobrinos, hacer ese taller de galletas con tus hijos, echar un rato con esa persona con la que no eres capaz de quedar durante el año... Porque todos queremos amar y ser amados y durante estas fechas nos quitamos nuestras máscaras de independencia mal interpretadas y nos dejamos querer y aprovechamos para hacer lo propio con nuestra gente. ¡Vamos! Lo que de toda la vida se ha llamado el espíritu navideño.

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