Aún no se ha acostumbrado a levantarse con esa sensación, la de que los jueves son ahora como antes los viernes. Esa mañana lleva a ... sus hijos al colegio, sale a correr, hace la compra, lee una hora y prepara la comida para cuando llegan su mujer y sus hijos. Alberto tiene una jornada laboral de cuatro días, treinta y seis horas de lunes a jueves (veintiocho horas los meses de verano).
Esto no es ciencia ficción. Una empresa tecnológica de Mengíbar, en Jaén -la empresa se llama Sofware Delsol-, ha sido la primera empresa española en implantar a comienzos de este año la semana laboral de cuatro días, cobrando el mismo sueldo. Parte de los trabajadores van a su puesto de lunes a jueves y el resto lo hace en bloques de cuatro días continuados pero rotando de lunes a viernes -manteniendo siempre un día libre entre semana-, para ofrecer, como es lógico, la atención al cliente durante toda la semana.
Es una medida adoptada para mejorar la productividad de los trabajadores, para reducir el absentismo, para fidelizar a la plantilla (¡quién se va a ir de una empresa así!), para atraer talento (la gente querrá trabajar ahí), para mejorar la motivación (tan importante en el trabajo) y para fomentar la conciliación de la vida familiar y laboral. Además, soluciona la falta de tiempo personal, facilita la práctica de ejercicio físico (lo que mejora la salud), se emplea menos el coche para ir al trabajo (que contamina menos), y facilita el consumo, que es la base de nuestro sistema productivo.
Esto se puede hacer en todos los sectores. Se trata de organizar internamente la empresa y, además, es una medida que incrementa el empleo. Hay una cuestión clave, la de poner en marcha medidas fiscales que favorezcan a quienes tienen muy difícil poner en marcha este horario, que son los autónomos. Ocuparse de este tema es ocuparse de los problemas reales de un país. Nos quejamos, y con razón, de la bajísima natalidad en España. Pues bien, esta medida es un buen instrumento para solucionarlo.
A pesar de que hay puestos que permiten el teletrabajo, se sigue pecando de presentismo laboral, es decir, dedicar el tiempo a demostrarle al jefe cuánto se trabaja en lugar de a hacer el trabajo. Y seguimos teniendo la falsa idea de que a más horas de trabajo, más productividad. No todos los empleos son iguales y no todos lo permiten, pero tampoco estamos favoreciendo que, donde se pueda, en lugar de presentismo se trabaje por objetivos.
¿Te lo imaginas? Sin trabajar menos horas cada semana, cada semana un puente. Un puente para hacer ejercicio, para leer, para viajar, para disfrutar de la familia, para descansar. No va a llegar de un día para otro, pero llegará. La semana laboral de cuatro días llegará. Ya ha empezado. Un puente a la semana.
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