Qué alegría verte! ¿Tomamos un café?», le dije al encontrármela en aquella calle, hacía tiempo que no nos veíamos. Pero mientras me daba dos besos ... de saludo y despedida a la vez, y hacía ademán de marcharse, me contestó: «Sí, sí, yo también me alegro de verte, ya te llamaré, tengo prisa, que tengo que ir a comprar». No pude por menos que preguntarle qué necesitaba comprar y es cuando me dejó perpleja: «No necesito nada especial, pero es Black Friday y voy a ver qué ofertas encuentro». Y se alejó apresuradamente, cargada de bolsas, entre la marea de gente, cargada también con bolsas, que abarrotaba la calle.
Tenemos de todo, casi podríamos decirnos que nos sobra de todo, pero compramos en el Black Friday porque nos pensamos que hacemos una inversión al adquirirlo con descuento. Si no necesitamos ese nuevo smartphone, ¿por qué nos lo compramos? Luego no vamos a utilizar ni el diez por ciento de sus prestaciones, pero aprovechando que descuentan el 20% pues nos lo compramos.
Durante casi durante dos meses los comercios están bajo mínimos de ventas porque nos reservamos para las ofertas del Black Friday y, cuando llega ese viernes, compramos de forma compulsiva. Comprar por comprar porque compramos más barato, pero ¿lo necesitamos? El balance de los comerciantes empieza a ser crítico con esta campaña, porque no se vende más, sino que se deja de vender antes y después, pero ese día se hace a precios más bajos.
El domingo me envió un guasap mi amiga, quería disculparse por las prisas del viernes y porque casi no habíamos hablado. Le propuse tomar un café el lunes o el martes pero me dijo que estaba liada con varios actos de la cumbre del clima aquí en Madrid.
Esto todavía me dejó más perpleja, porque una contribución contra el cambio climático es precisamente concienciar en un consumo responsable, con cabeza, alejado de la compra por impulso. Se habla mucho de la sostenibilidad. Pues bien, si hay algo incompatible con eso es la cultura del usar y tirar, del comprar por comprar que supone ese viernes compulsivo. El medio ambiente es irremplazable, y en esto no hay modas, ni gangas, ni 3x2, ni saldos, ni descuentos, ni ofertas de temporada. El lema de una campaña lo resume perfectamente: «Por un planeta más allá de la próxima temporada».
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