Logroño Central
Estábamos tomando un café en la Gran Vía, y al pasar las páginas de este nuestro periódico vio la foto del koala y nos la ... enseñó alarmada. En la foto aparecía un dulce koala chamuscado lamiendo, sediento, el agua que había en el asfalto, con las llamas al borde de aquella carretera australiana, una imagen que dio la vuelta al mundo. Esta foto resumía la catástrofe medioambiental de los incendios devastadores que han arrasado parte de Australia durante meses. Unos incendios que han dejado diecisiete personas muertas y millones de animales calcinados, además de enormes pérdidas materiales.
«¡Pobre koala!», dijo mientras pasaba la página, «pobres australianos. Esto del medioambiente es una cosa muy seria, se nos quema el Amazonas, Australia envuelta en llamas..., ¿habéis visto los incendios de California? Dicen que han sido los peores de la historia. ¡Hay que hacer algo!». Y mientras se levantaba para irse dijo «me voy a casa, que se me acaba el ticket de la zona azul». No pude dejar de decirle «¿Has venido en coche desde tu casa? Pero si estás a quinientos metros». «Es que me daba mucha pereza, con el frío que hace». No quise contestarle nada.
Vemos con preocupación las catástrofes medioambientales, pero luego cogemos el coche para hacer cualquier recado, tiramos de bolsa de plástico cuando vamos a comprar, y nos achicharramos con la calefacción en invierno o nos congelamos con el aire acondicionado en verano. Pero sí que podemos hacer algo. Las pequeñas acciones de cada día y de cada uno son fundamentales para contribuir a frenar el cambio climático y conservar nuestro planeta.
Pero obviamente solo con esto no lo vamos a solucionar. Hacen falta medidas globales, nacionales, en todos los ámbitos. También en nuestras ciudades. Una de las cosas que había que hacer ya es que todos los autobuses urbanos fueran eléctricos o de gas, que además de ser menos contaminantes son más cómodos y silenciosos. Ya estamos tardando en cambiarlos.
Mientras tanto, me parece extraordinaria la medida de hacer un Logroño Central: permitir únicamente la circulación por las calles centrales de Logroño al trasporte público, a los que sean residentes, a las personas con movilidad reducida y, lógicamente, a los servicios de seguridad y emergencia. Y siempre se puede entrar si vas a un parking.
Un Logroño con menos coches, menos ruido, más saludable, más amable, más vivible, con un centro para las personas. Además, ya que en La Rioja no hay tranvía y tampoco tenemos metro -ni AVE, ni Corte Inglés-, así nos pareceremos en algo a una gran ciudad. Logroño Central.
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