Democracia defectuosa
MEZCLADO, NO AGITADO ·
Entre tanta hojarasca y farfolla palabrera como la que puebla estos días la política española, es fácil desorientarse. Pero si se analiza con desapasionamiento y ... frialdad los entresijos de tanta fútil oratoria se constata que hay una serie de mendrugos a los que cualquier artificio argumentario les vale, con el único fin de mantenerse en el poder o alcanzarlo. Ahí tenemos por ejemplo el resultado de las elecciones en Castilla y León, donde el PSOE se ha dado un batacazo, quizás no tan exagerado como se merece, pero con la suficiente gravedad para que su candidato esbozara unos jipíos en la noche electoral tras conocer su derrota. Pero que superado el doloroso trance, y nada más establecer un primer diálogo sobre cómo afrontar la formación de un gobierno de esa autonomía, ha colado el venablo de la corrupción como si no cocieran habas, también, en su partido. Tampoco podemos sorprendernos viendo una derecha que, enfangada en chantajear a quien más desparpajo político natural atesora, de entre los suyos, acrecienta la decadencia flagrante de la política española, que vive en un oscuro laberinto de mediocridades morales, legales e intelectuales, sin distinción de siglas.
Si el 15M, en sus albores, tuvo aparentemente razón en sus críticas políticas, todo cayó en saco roto cuando sus más conspicuos miembros demudaron en vividores cuyo único afán fue afianzarse en otra casta más de apalancados en la poltrona del poder: otra farsa demagógica donde los Galapagar de turno, que inexplicablemente los cargos públicos posibilitan impunemente, pudren cualquier bondad de un ideario en aras a lo bien que se vive predicando reparto de riqueza (la de los demás) desde el púlpito del banco azul, coche oficial y pingües emolumentos, que es lo que de verdad se ansía.
Y por si éramos pocos, nos damos de bruces con Abascal –al que nadie niega su legítimo rencor hacia ETA y sus herederos–, pero que con esa pose de ciclado de gimnasio –cualquier día reventará el traje– quiere reverdecer una España de NODO y mantilla. Y en sus antípodas, el inane camarada Garzón, perseverando en formular simplezas sobre un Putin que puede prender la mecha de la definitiva tercera guerra mundial. Lo de Ciudadanos es pura entelequia.
El colmo ha sido contemplar a Casado y Egea, un par de políticos panolis –beligerantes contra la eutanasia pero abocando al suicidio asistido a su partido–, urdiendo una trama cargada de misoginia (primero fue Cayetana) e incapaces de resolver con inteligencia y lealtad sus turbios asuntos internos; descollando el bochornoso enredo de un espionaje regurgitado de la red de fecales de su propia 'sala de guerra', al dar crédito a un panfleto que algún 'amigo' les filtró alevosamente. Dejando con ello la vía expedita para que el del Falcon y sus edecanes, tan telendos, y sin oposición alguna, puedan persistir en chatear con etarras condenados por crímenes de lesa humanidad, otorgando carta de naturaleza a excarcelaciones aberrantes, e indignas de una política decente.
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