Queridos Reyes Magos: sé que os pido mucho, pero confío en vuestra generosidad.
Con los foulards de Pepe Álvarez –bajo patronaje de Unai Sordo y ... su rasurado de peluquería Barber Shop Extreme– un palio para cubrir a Omella (el turolense que pastoreó en esta cuna de la lengua castellana) y así poder manifestarse juntos a favor de la 'escola només en català' y contribuir a la resurrección de Franco Vox en Mingorrubio (¡Qué topónimo, señor!). A la papisa Yolanda, para transportar su fondo de armario, los trailer de Rociito en los que han llevado los vestidos de «la más grande». También una estola a modo de cinturón ancho (minifalda a lo Mary Quant) confeccionada con polímeros reciclados. Para Montero, la de Hacienda, una logopeda para mejorar su verborrea. Para Garzón, el de los clichés sexistas, maletines de la Señorita Pepis: el de maquillaje para que se pinte el ojo (cualquiera de ellos), el costurero para que se zurza los ojales, y el de enfermera para jugar con su señora a los médicos, que para eso ella lo es. Y a todos los ediles que han pintarrajeado las ciudades, una goma Milán Nata (roscón) para que puedan borrar tanto colorín, pero con un manual de uso en donde se indique que no es comestible (la goma). Para 'aló presidente' el cuento de Pinocho, para que lo lea de 'pe a pa'; y una alfombra de Aladino para combinar su poliamor entre el Falcon y Begochu, su señora (nos vemos en Moncloa). Para ella una cátedra de lifting en la Complutense. Para el de Cieza (whatsappTeo Congreso) una orza de olivas y una jofaina para escupir los huesos. Para Ayuso y Cayetana, una libitinaria por donde desfilen los que les hacen vudú. Para Pablo, su jefe, una escuadrilla de Canadair contra los incendios anunciados por la lideresa mundial Yolanda y el monjerío que la secunda. (Colchones nuevos para Moncloa, de momento no, por si las moscas). Para el jefe del Estado una biografía de las vidas ejemplares sobre el Santo Job, para que soporte con paciencia a la tropa gobernante (y a la envarada de su santa que parece que se ha tragado un sable). Para el rey emérito una coquilla como la que lucía Carlos V en el retrato de Tiziano, pero con candado, por aquello de que antes pierde el viejo el diente que la simiente. Para Tezanos –oído (CIS) cocina– un puesto de jurado en Master Chef, con su plato estrella que es el zarangollo demoscópico. Para el de apellido Rufián-NETFLIX un ejemplar de Mein Kampf para que con su lectura mejore la táctica de los cuchillos largos. Para el Defensor del Pueblo, el de «Pablo tenemos doce días para ganar las elecciones» (menudo ojo clínico) una palangana para que se siga lavando las manos ante los actos nazis provocados por gente podrida. Para los de la UEFA unos bombos como los del Sorteo de Navidad, please. Y para la bella Inés un apellido nuevo: Arruinadas (políticamente). Y al binomio Ione-Isa un permiso de residencia permanente en Corea del Norte: un paraíso.
Para mí, lo que Sus Majestades quieran, aunque un ambientador (emisiones cero) para disipar el hedor que desprende el «pifostio» político patrio, no estaría mal.
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