El Rey evita hablar de genocidio en Gaza pero denuncia los «actos aberrantes» de Israel: «Detengan ya esta masacre»
Felipe VI pide no «mirar para otro lado» ante una actuación que «repugna a la conciencia humana y avergüenza al conjunto de la comunidad internacional» en un discurso contrapuesto al de Trump
El Rey no pronunció hoy la palabra genocidio, que divide al Gobierno y al PP, para referirse a la actuación de Israel en Gaza en ... su discurso ante el plenario de la Asamblea General de la ONU , pero eso no restó un ápice de dureza a su intervención. Desde la misma tribuna desde la que Donald Trump dejó claro la víspera su apoyo sin fisuras al Gobierno de Benjamin Netanyahu, el Jefe del Estado español pidió no «mirar para otro lado» ante sus bombardeos indiscriminados sobre la población palestina y se mostró tajante. «Son actos aberrantes que están en las antípodas de todo lo que este foro representa. Repugnan a la conciencia humana -remarcó- y avergüenzan al conjunto de la comunidad internacional».
Felipe VI ya había denunciado la semana pasada en Egipto el «brutal e inaceptable sufrimiento» al que el ejecutivo israelí está sometiendo al pueblo gazatí, que supera ya los 65.000 civiles fallecidos en los últimos dos años como consecuencia de su reacción a los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023. Pero este miércoles fue mucho más lejos. Con su habitual lenguaje diplomático y no sin dejar claro de antemano el aprecio del pueblo español al pueblo israelí y su codena a los atentados del grupo terrorista, exigió Netanyahu detener la «masacre». «No más muertes en nombre de un pueblo tan sabio y tan antiguo, que tanto ha sufrido a lo largo de la historia», reclamó .
«España es un pueblo profundamente orgulloso de sus raíces sefardíes. Cuando hablamos al pueblo de Israel, estamos hablando a un pueblo de hermanos, un pueblo que, cuando regresa a España –a Córdoba, a Toledo, a Sevilla, a Barcelona- regresa a su casa; fue ese el principio inspirador de la ley por la que, en 2015 y con amplio consenso, se concedió la nacionalidad española a los descendientes de los judíos sefardíes originarios de España» recordó. «Por eso nos duele tanto, nos cuesta tanto -enfatizó- comprender lo que el gobierno israelí está haciendo»
En una línea similar, el monarca defendió también la decisión de varios países de la ONU -en mayo de 2024 España, pero en los últimos días, otros tan relevantes como Francia, Reino Unido, Canadá, Australia o Portugal- de reconocer en esos momentos el Estado palestino. Un gesto que Trump tildó la víspera de «regalo» a Hamás y que en España el principal partido de la oposición considera, al igual que países como Alemania, prematuro. «Debe ayudar a conseguir una paz regional justa y definitiva, basada en la aplicación de las resoluciones de Naciones Unidas y también -subrayó el rey- en el reconocimiento universal del Estado de Israel».
La situación de Gaza es una de las cuestiones más relevantes y acuciantes de cuantas se abordan en esta semana de alto nivel de la ONU, pero no la única. La propia subsistencia de la organización internacional nacida de la devastadora experiencia de la Segunda Guerra Mundial está en riesgo y la incendiaria intervención, en la sesión inaugural, del presidente de los Estados Unidos lo evidenció de forma muy gráfica. Trump no solo solo cargó con su habitual desdén contra la inoperancia de la institución en su 80 aniversario y presumió de haber acabado él solo con «siete guerras» (aunque en Ucrania y Oriente Próximo todos sus intentos hayan sido fallidos), también la acusó de generar problemas y de financiar la inmigración ilegal, y ridiculizó algunos de sus principales objetivos como la lucha contra el cambio climático, que llegó a tildar de «timo».
Inmigración, «vector de desarrollo»
La intervención de Felipe VI - contrastada, como suele ser habitual en estos casos, con el propio Gobierno- abordó todas esas cuestiones desde una óptica radicalmente opuesta. Hacía diez años que el jefe del Estado no representaba a España en este foro y el momento elegido no es casual porque puede ser leído también como señal de lo elevado del compromiso de España con la ONU en un momento de zozobra en el que las democracias liberales se tambalean y el multilateralismo retrocede. «La memoria del siglo XX nos interpela cada vez que nos reunimos en esta Asamblea General, nos recuerda para qué se creó esta casa de la comunidad internacional, en qué circunstancias nació qué oscuros capítulos de la historia -dijo- procuró cerrar definitivamente».
El rey insistió así en la defensa de un mundo basado en reglas. «Son la voz de la razón aplicada a las relaciones internacionales, la mejor defensa que tenemos ante la ley del más fuerte. Un mundo sin normas es una terra incógnita; un tiempo sin normas -subrayó- es una Edad Media». Y defendió el Pacto Mundial Migratorio y el Pacto Mundial de Refugiados criticado el día anterior por Trump. «Creemos que la inmigración, adecuadamente gestionada, es un vector de desarrollo mutuo para las sociedades de origen, tránsito y destino, y que los Derechos Humanos de los migrantes deben ser, en consecuencia -reivindicó- la referencia principal de nuestra acción».
Y frente al ejercicio de ridiculización de las energías verdes que, como ocurre con el migratorio, en España replica Vox, se refirió al cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad como una «triple crisis planetaria» que exige «un refuerzo de la gobernanza y unos recursos suficientes para acelerar la transición energética justa». «Son objetivos tan ingentes como necesarios, y por eso las dudas -remarcó- deben quedar fuera de la ecuación».
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