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Felipe VI, junto a Sánchez y Torra, en los Juegos Mediterráneos el pasado junio en Tarragona. EFE

La Cámara catalana pretende investigar la supuesta corrupción de la Casa Real

Los grupos soberanistas aprueban una comisión de investigación sobre la monarquía con la que quieren «guillotinar» el régimen del 78

Cristian Reino

Barcelona

Jueves, 7 de marzo 2019, 12:48

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Con los votos a favor de JxCat, Esquerra, la CUP y los Comunes, y los votos en contra de Cs, PSC y el PP, la Cámara catalana ha aprobado esta mañana crear una comisión de investigación sobre las «actividades irregulares o delictivas de personas vinculadas a la Familia Real», incluidas las «destinadas a forzar el traslado de empresas fuera de Cataluña».

El independentismo considera que el rey Felipe VI y el entonces Gobierno central estuvieron detrás de la decisión de las grandes corporaciones catalanas de marchar de Cataluña. La comisión de investigación tiene por objeto por tanto indagar sobre las «actuaciones» realizadas desde la Jefatura del Estado destinadas a forzar el traslado del domicilio social de bancos, grandes empresas y multinacionales fuera de Cataluña durante los días posteriores al referéndum de autodeterminación del primero de octubre de 2017».

En torno a 4.000 empresas catalanas decidieron trasladar sus sedes sociales y pocas de ellas han regresado más de un año después. La comisión parlamentaria también quiere poner el foco en las «estructuras de corrupción» que a juicio de los cuatro partidos soberanistas existen «vinculadas» a la Familia Real, así como a »personas que están o han estado relacionadas». También se abordarán las «presuntas cuentas irregulares del anterior jefe del Estado en Suiza y otros paraísos fiscales a nombre de terceras personas, la procedencia de este capital, y las otras actividades irregulares o delictivas de estas personas que puedan derivarse de las declaraciones de Corinna zu Sayn- Wittgenstein». JxCat ha apuntado que llamarán a declarar a Corinna, amiga del rey emérito, y también al excomisario Villarejo.

Según los independentistas, esta comisión debería servir como «instrumento para tumbar el régimen del 78». «Ya que el Congreso no lo hace, tenemos que investigar la Monarquía y su profunda implicación con la corrupción y el tráfico de armas», ha apuntado la CUP. «La Monarquía es próxima a la extrema derecha», según ERC, que como argumento ha puesto la participación de los sobrinos del Rey, Victoria Federica y Froilán, en actos de Vox o en la manifestación de Colón. Esta institución, según Esquerra, es rechazada de manera mayoritaria por la ciudadanía de Cataluña. A su juicio, la monarquía no es democrática, es machista y tiene «amistades peligrosas». «Golpistas de verdad, con pistolas, y sin fairy en el bolsillo», ha afirmado el portavoz republicano Rubén Wagensberg.

La monarquía, calificada por JxCat como un chiringuito de corrupción, simboliza la «continuidad del franquismo», han asegurado los neoconvergentes. «Es evidente que el Rey es el señor X de la trama de poder y corrupción» en España, han añadido. «Queremos deslegitimar el régimen del queremos independizarnos», han expresado. «Somos antimonárquicos y antiborbónicos». «Felipe VI será el último rey» para los catalanes, ha rematado Josep Costa, portavoz de JxCat.

Ciudadanos, en cambio, ha calificado la comisión de «afrenta» contra el Rey, una venganza, una charlotada, y un «atropello» y un «ataque» contra la democracia. Según Cs, la Cámara catalana no tiene competencias para celebrar esta comisión y en consecuencia ha instado al Gobierno central a que presente un recurso de inconstitucionalidad. «Yo con el Rey», ha asegurado Matías Alonso, diputado de Cs. PSC, por su parte, ha acusado a los soberanistas de impulsar la comisión por motivos electoralistas. Y ha considerado que esta cuestión «ultrapasa» las competencias del Parlamento catalán. «¿A qué viene esa rabia y odio hacia la monarquía?», ha preguntado el PP a los independentistas. «Viva el Rey de España», ha proclamado el portavoz del PP.

Los partidos soberanistas continúan presionando al Rey, al que han puesto en la diana. Hace unos meses, en octubre, la Cámara catalana aprobó una resolución que reprobaba a Felipe VI y apostaba por abolir la monarquía. La iniciativa salió con los votos de JxCat, ERC y los comunes. Días después, los soberanistas aprobaron una moción similar en el Ayuntamiento de Barcelona. El Gobierno central, mientras, llevó al Constitucional la reprobación del Parlament y el tribunal de garantías admitió a trámite el recurso.

El soberanismo ha puesto el foco en la monarquía a raíz del discurso del Rey del 3 de octubre de 2017, dos días después del referéndum ilegal. El secesionismo acusa al jefe del Estado de instigar el «golpe de Estado» que a su juicio fue el 155 y de haber renunciado a ejercer su función de árbitro. «Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estado de Autonomía», afirmó Felipe VI entonces, quien reprochó a la Generalitat de «deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado». Desde entonces, el soberanismo ha puesto en marcha una estrategia de crítica constante y de desplante hacia la figura de Felipe VI. Sin embargo, los actos de desaire empezaron antes. La manifestación que se celebró en Barcelona 10 días después de los atentados yihadistas de las Ramblas y Cambrils acabó convertida en una marcha contra la presencia del Rey y del Gobierno y a favor de la independencia.

Un año después, en el primer aniversario de los atentados, el jefe del Estado también fue recibido con hostilidad por parte del soberanismo. Una gran pancarta que decía «el Rey no es bienvenido a los Països Catalans» presidió el acto de homenaje celebrado en la plaza de Cataluña con la presencia del jefe del Estado y del presidente del Gobierno.

El presidente de la Generalitat acudió al acto de la mano de la mujer del exconsejero de Interior, Quim Forn, para recordarle al Rey que su marido está en prisión. Torra, nada más asumir la presidencia de la Generalitat anunció que el Palau de la Generalitat rompía relaciones con la Casa Real, de tal manera que ni el presidente ni ninguno de los consejeros participa desde entonces en actos o reuniones organizadas por la Casa Real. También dio a conocer que la Generalitat no invitará a ningún miembro de la Familia Real a sus actos institucionales.

Sin embargo, hay actos en los que el Rey y el presidente de la Generalitat sí coinciden. Es el caso, en los últimos tiempos, de los Juegos Mediterráneos de Tarragona, el verano pasado, o la inauguración del salón Mobile World Congress, en Barcelona. En todos ellos, Torra protagonizó desaires al Rey, evitando el saludo en público. O ausentándose de la foto de familia ante el pabellón de España como hace una semana en la feria tecnológica.

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