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El Juzgado de lo Penal 3 de Logroño ha condenado a J.B.L. a pagar más de 1.200 euros de multa, así como ... los gastos veterinarios ocasionados (209 euros) y las costas procesales, por un delito continuado de maltrato animal por abandono. Además, el juez ha inhabilitado durante ocho meses a J.B.L., un hombre con numerosas infracciones en La Rioja, País Vasco y Cantabria, para ejercer profesión y tenencia de animales.
Los hechos se remontan al verano de 2021, cuando la dueña de Narco, un perro de raza american staffordshire terrier, tuvo que ausentarse de Haro unos meses y solicitó a alguien que se hiciera cargo del animal en su ausencia, a lo que J.B.L. se prestó voluntariamente. El condenado se hizo cargo desde junio de la mascota, a la que situó en parcela del paraje de la fuente del Moro junto a otro perro, este de raza setter inglés. Posteriormente, en julio, J. B. L., entonces responsable de los dos perros, se trasladó a vivir a Baracaldo (Vizcaya) «sin procurarles la reposición de agua o comida, a sabiendas de que dicha situación representaba un peligro cierto para la salud de los animales», describe la sentencia.
El 18 de agosto uno de los perros, el setter inglés, fue hallado muerto por inanición, mientras que el otro, el american staffordshire, presentaba un estado de desnutrición grave, tal y como certificó un veterinario, con una corpulencia de 2 sobre 5, un 37,5% de su peso normal. Lo sucedido quedó acreditado en base a los testimonios, sobre todo, de las responsables de la Asociación Protectora de Animales Asya, quienes fueron a ver a los perros en dos ocasiones, ante la preocupación de la ausente dueña de Narco, así como del agente del Seprona que realizó una inspección ocular de la parcela, además de las pruebas documentales. Aunque el condenado intentó exculparse al alegar, con una «hipótesis alternativa» no probada, que había dejado los animales al cuidado de las responsables de Asya, «la forma en la que sucedieron los hechos no es compatible con la versión del acusado», sentencia el juez. Fue cuando esas dos personas acudieron a la finca donde se encontraban los perros, preocupadas por no tener noticias de su responsable y por el estado de los animales, cuando se encontraron a Narco en mal estado (deshidratado y desnutrido) y al otro perro, muerto.
Cuando la Guardia Civil acudió al lugar de los hechos, aunque ya no se encontraban allí los animales, describió «claros síntomas de abandono: multitud de excrementos secos y los bebederos y comederos vacíos». Para el juez, «el acusado abdicó por completo de la responsabilidad de cuidado asumida, lo hizo de forma deliberada, sabedor de que los animales quedaban en la parcela y de que, en su ausencia, nadie iría a alimentarlos», con «fatídicos resultados». Por tanto, los hechos suponen un delito continuado de maltrato animal por abandono, con grave peligro para su vida e integridad, y el juez interpreta que la conducta omisiva supone un «peligro hipotético y abstracto, que no requiere ni que el animal fallezca ni que quede afectada su integridad, sino solo el potencial riesgo de que alguna de las dos posibilidades llegue a suceder».
La dueña del perro Narco denunció ante la Guardia Civil a J.B.L., con las responsables de Asya como testigos de lo sucedido. «La cuota de la multa se considera proporcionada a las circunstancias económicas de cualquier persona en quien no concurra una situación de especial penosidad», añade la sentencia judicial, cuyo fallo se produjo el pasado mes de abril. «Las sentencias deberían ser más duras, maltratar y abandonar es muy fácil y sale muy barato», opina Yolanda Martínez, responsable de la protectora Asya.
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