Podando y no protestando
La nueva entrega semanal de la newsletter 'La poda' habla de las protestas de los agricultores
Se ha visto menos personal estos últimos días en los viñedos riojanos en comparación con otros tiempos de poda. Cada vez es más complicado encontrar ... operarios para estas labores en el campo. Es uno de los problemas, de los muchos problemas, con los que se vienen encontrando los viticultores desde hace años, no sólo ellos sino la gran mayoría de quienes trabajan en el agro. Ahora les han brotado todos juntos y no son precisamente de color verde esos brotes, como los que sí han de reflejar en primavera el nuevo ciclo de la vid.
«A nosotros nos gustaría estar podando y no protestando», se ha escuchado estos últimos días decir a muchos agricultores subidos en tractores surcando las carreteras de La Rioja o las calles de Logroño. Pero han dejado la poda en segundo plano -pese a la importancia de esta tarea fundamental en el campo para evitar que la planta crezca descontrolada- para lanzar un grito desgarrador de auxilio «porque está en juego nuestro futuro».
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Sin medias tintas. Ya no aguantan más quienes se dedican a cultivar el diamante del campo riojano. La pérdida de rentabilidad está siendo «brutal». La viticultura se ha convertido «en una lucha por la supervivencia» y hay quienes ya se están quedando por el camino. Entregar las viñas a renta gratis o con la contraprestación del 10% está siendo la única salida que les quedan a muchos. «No hay alegría», resume un veterano agricultor y bodeguero de Rioja Alavesa con más de cincuenta vendimias a sus espaldas.
¿Y por qué se ha llegado a esta situación? En la respuesta de quienes se han movilizado estos días no se buscan 'culpables' lejos, ni en Madrid, ni en Bruselas ni fuera de la UE por aquello de la competencia «desleal» de productos de terceros países. Aquí, en nuestra Denominación de Origen Rioja, «lo que pasa es que la uva no se paga como se merece», coinciden muchos viticultores consultados en esta semana de protestas. «Lamentablemente es lo único que no sube de precio», añaden. En cambio crecen los costes del cartón, de las botellas, de los sulfatos…
La economía ahoga pero la tecnología también aprieta. Un joven viticultor de San Vicente exhibía el jueves en la manifestación «histórica» de Logroño la siguiente pancarta: 'Bienvenidos al sector agrícola: 10 horas de campo, 50 de ordenador'. Y es que la excesiva burocratización de las tareas del campo, la obligada digitalización, la abrupta implantación también hace algún tiempo del sistema Nimbus para certificar y autocontrolar los vinos de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja se convierten en nuevos quebraderos de cabeza más allá de las heladas, del granizo o de la sequía que nunca van a desaparecer -y con el cambio climático todavía menos- y más allá también de la caída de ventas que va camino de ser ya estructural más que coyuntural.
«El Consejo Regulador también puede dar pasos para ayudarnos, por ejemplo prohibiendo el vino de mesa», se quejan los agricultores, que siguen protestando. Aunque muchos ya han vuelto también a podar. Si no lo hacen ellos, no se lo hará nadie.
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