Experiencia clave sobre el color en 1973
Aunque llegué a La Rioja en 1960, no desarrollé vinificaciones 'a la riojana' hasta 1973. Ese mismo año publiqué nuestro mapa de suelos, que fue ... controvertido. Para unos fue bueno porque explica todo. Y para otros inoportuno pues el Rioja vivía ya un momento feliz. Pero también en 1973 comencé experiencias en Peñafiel y Aranda. Iba los sábados y encauzaba la técnica con mis criterios. Y lo que podía ser mi apoyo resultó reversible. En Roa me encontré, durante una visita, con un importador de vinos de Estados Unidos. Tuvimos una conversación corta pero muy jugosa para nosotros. Dijo: «Ha surgido en mi país una demanda de vino de mucho color. De vinos con 70 de IPT. Y vengo a Europa a hacerlos. No me vale lo que se está haciendo aquí ni en Rioja, que apenas llega a 50 de IPT».
Tomé nota y de vuelta a Rioja hice un plan: 1) Limitar la maceración carbónica a vinos de comercio inmediato. 2) Reunirme con los enólogos de Rioja que habían estado en Burdeos. 3) Preparar 'Cursos Rioja' de formación extractiva del color. 4) Llevar a enólogos y viticultores de visita a Burdeos. Con los enólogos riojanos conocedores del Burdeos estreché contactos. A partir de una idea del concejal Pérez Aguilar, establecí los 'Cursos Rioja' que, durante 27 años, han servido para empujar la técnica hacia las nuevas necesidades de la calidad. Y recientemente publicamos nuestro 'Curso de polimerización fenólica' en Haro Digital. Todo esto para lograr meter nuestro vino, de pleno, en esta dinámica comercial surgida desde el noroeste de Estados Unidos, que ya es ambiente enológico mundial.
No hemos perdido el tiempo, aunque en 1990 todavía en Rioja no se percibía zozobra comercial en el futuro. Nos anticipamos, a pesar de la miopía de quienes obstaculizaron los 'Cursos Rioja'. Para los estudiantes: no basta con acumular conocimientos. De vez en cuando hay que movilizarlos hacia un fin concreto y puntual.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión