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Vino Mi Lugar, de Bodegas Queirón LR

La influencia de las añadas a través de un vino

Queirón investiga cómo las variables climáticas -pluviometría, temperaturas y otros factores meteorológicos- influyen en las características sensoriales de su vino Mi Lugar

La Rioja

Miércoles, 13 de agosto 2025, 16:32

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Bodegas Queirón (Familia Ontañón) investiga cómo las variables climáticas (precipitaciones y temperaturas fundamentalmente) influyen sobre las características sensoriales de su vino Mi Lugar, un vino de pueblo de Quel, cuya primera añada data de 2017. El proyecto analiza las cinco primeras cosechas de Mi Lugar (2017, 2018, 2019, 2020 y 2021, esta última aún en rama) combinando las notas de cata de cada añada con un estudio de las condiciones climáticas que caracterizaron cada año vitivinícola: «El objetivo era identificar los perfiles organolépticos distintivos de cada vino y establecer su relación con el contexto meteorológico de la respectiva cosecha», explica la bodega. «Este enfoque nos permitirá no solo valorar la calidad y personalidad de nuestro vino, sino también anticipar tendencias y optimizar nuestras prácticas para futuras cosechas».

Entre las conclusiones, Queirón destaca que, en el caso de las temperaturas, los veranos cálidos (como 2017) favorecen la acumulación de azúcares, lo que da vinos más alcohólicos y con sabores frutales maduros, mientras que en años de noches frescas (2019) se preserva mejor la acidez y se potencian aromas frescos y elegantes.

En las cosechas con heladas primaverales (2017 y 2021), la producción (rendimientos) se resiente y se concentan los sabores en las uvas supervivientes, pero pueden desequilibrar la madurez fenólica, afectando la suavidad de los taninos.

Respecto a las precipitaciones, los años de lluvias abundantes (2018) favorecen rendimientos más altos y una maduración lenta, lo que da vinos equilibrados con acidez moderada y aromas complejos, aunque con riesgos sanitarios (mildiu) cuando hay excesos de humedad. La sequía (2017) provoca estrés hídrico, concentrando azúcares y taninos, lo que resulta en vinos más intensos pero con menor frescura. Si las lluvias se producen en vendimia pueden diluir sabores o retrasar la maduración, pero en 2021, las lluvias oportunas optimizaron la madurez fenólica, potenciando color y aromas frutales.

En cuanto a la humedad, niveles altos (2018) pueden intensificar notas balsámicas (romero, tomillo), mientras que los vientos frescos (2020) mejoran la acidez y frescura, dando a Mi Lugar 2020 aromas de fresas, frambuesas y un carácter mentolado.

En resumidas cuentas, Queirón, a través de la radiografía de su vino Mi Lugar, apunta a que años cálidos y secos como 2017 producen vinos estructurados, con taninos marcados y sabores intensos pero con la suficiente acidez. Años frescos y húmedos (2018) generan vinos más ligeros, frescos, con acidez equilibrada y texturas sedosas. Años equilibrados (2019) dan vinos redondos, con taninos pulidos y sabores frutales vibrantes, como en Mi Lugar 2019, descrito como vigoroso y aterciopelados, mientras que lluvias tardías (2021) aportan gran cuerpo y persistencia, como se anticipa en el vino en rama de Mi Lugar, asegura la bodega.

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