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Los guardianes mitológicos del vino
Enoturismo | Bodegas Ontañón

Los guardianes mitológicos del vino

La familia Pérez Cuevas entiende el vino como un arte y por eso encargó a Miguel Ángel Sáinz que pusiera a los dioses y héroes mitolóticos a defender su legado vinícola al llegar a Logroño desde Quel

César Álvarez

Logroño

Sábado, 8 de julio 2023, 02:00

El edificio que antaño albergó la icónica fábrica de caramelos de café y leche de la Viuda de Solano, en Varea, alberga desde 1999 las instalaciones de bodegas Ontañón, convertidas en un templo del vino de la mano del polivalente artista riojabajeño Miguel Ángel Sáinz.

Bodegas Ontañón rinde culto al vino, como lo hace desde hace alrededor de un siglo la familia Pérez Cuevas, propietaria de la bodega logroñesa –y también de la joven Queirón en Rioja Oriental– que entiende el vino como una obra de arte. Los héroes y dioses mitológicos del museo son los que –como imponentes esculturas, coloridas vidrieras o magistrales pinturas– se convierten en guardianes del milagro que cada campaña se produce en la nave de elaboración de Ontañón para transformar el zumo de uva en el elixir que hizo enloquecer a los dioses e incluso despertar sus más bajas pasiones.

Las visitas

  • Encuentros con el Dios del vino: Recorrido por la bodega y degustación de 4 vinos y 3 tapas en el Wine Bar La Sacristía. Duración aproximada entre 60 y 90 minutos. Precio: 25 euros, que incluye regalo de copa y cuelga-copas (para los niños el precio es de 8 euros, con catas de mostos).

  • Peregrinación al Templo del Vino: Visita libre a la bodega (sin recorrido guiado), además de la degustación de un vino –a elegir entre tinto crianza o blanco– y aceite virgen extra. Duración aproximada: 60 minutos. Precio: 6 euros.

  • Otras Bodegas Ontañón también ofrece otro tipo de visitas como 'El viaje iniciático' (50 euros) y 'El origen de Ontañón' (140 euros). Siempre es necesario hacer una reserva previa.

Cuando la familia Pérez Cuevas (propietaria de una bodega tipo ermita en Quel) necesitó más espacio para ampliar el número de barricas en las que envejecía su vino, adaptó –en contra de muchas opiniones, que se han comprobado equivocadas– la antigua fábrica de los tradicionales caramelos de tofe.

La propiedad le dio a Miguel Ángel Sáinz la libertad para convertirla en un museo mitológico y el artista de Aldeanueva de Ebro llenó la bodega de divinidades que se convierten en un atractivo para el visitante desde que Ganímedes, el copero de los dioses, da la bienvenida desde su privilegiada ubicación en la fachada principal de la bodega (frente a la entrada, en la antigua carretera de Zaragoza). Y a su vez, esos dioses y héroes se erigen en los defensores del legado vinícola presente en la bodega-museo.

Experiencia diferente

La presencia mitológica hace de la visita a Ontañón un recorrido sensorial por estancias y espacios vigilados por los dioses siempre relacionados con el vino y propone un viaje iniciático en el que el Jesús Arechavaleta –el responsable enoturístico de la bodega–, ejerce de maestro de ceremonias tanto en La Sacristía (ese lugar de todo templo en el que se prepara el ceremonial litúrgico), que es la denominación que recibe el winebar de Ontañón y que es donde se desarrolla parte del Ritual del Vino como en la sala de los depósitos, barricas o el botellero subterráneo, lugares por el que progresa el zumo de uva a lo largo de su vida, en ese tránsito milagroso. Un camino que también sigue el público ávido de sensaciones y conocimientos que acude al templo a visitar a los dioses y a rendirles la debida pleitesía mientras descubre las claves del cambio del zumo a vino.

Bodegas Ontañón propone un viaje de acompañamiento al vino en su tránsito de zumo a elixir divino

El grupo se divide entre herejes y creyentes, y a partir de ahí inician una lucha incruenta que les llevará a rivalizar en conocimientos sobre el vino a través de una experiencia práctica y muy didáctica que pasará por la identificación de olores, sabores... en una cata divertida –los Rituales del Vino– en la que se pretende despertar los sentidos y conectarlos con el vino, y para la que Jesús Arechavaleta se apoya también en pequeños bocados gastronómicos en forma de tapa que se sirven durante la cata.

Además, la experiencia se puede vivir en familia porque no hay restricciones de edad. Incluso los más pequeños pueden participar en los Rituales de la Cata después de visitar en la sala de barricas al Dios del Vino –Dionisio para los griegos; Baco para los romanos– con dos tipos diferentes de mostos, también acompañados de sus correspondientes tapas riojanas, en lo que para muchos será la primera experiencia 'vinícola' de su existencia y que sembrará la semilla para cuando llegue a la edad adulta y quiera descubrir el vino.

Presencia en cuatro denominaciones de origen españolas

Ontañón nació en el barrio de bodegas de Quel hace casi un siglo, pero desde la localidad riojabajeña la familia Pérez Cuevas ha ido expandiéndose por diferentes zonas vinícolas y cuenta ahora con cinco bodegas en las que elabora vino para otras tantas denominaciones. Ontañón y Queiró (el segundo proyecto en la DOCa) elaboran los vinos amparados por la Denominación de Origen Rioja; el Riberas de Marco Fabio se integra en la DO Valles de Sadacia; de Fuentecén salen los Ribera del Duero, y además tiene bodega en Fitero, en Navarra, y la Rippa Dorii de la D. O. Rueda.

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