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Medio siglo de la catedral
Enoturismo

Medio siglo de la catedral

Bodegas Olarra ·

En 1973, Juan Antonio Ridruejo diseñó una construcción moderna y funcional pensada para elaborar vino. Cincuenta años después, esa bodega de tres naves, sigue siendo moderna

César Álvarez

Logroño

Sábado, 10 de junio 2023, 02:00

Bodegas Olarra se encuentra actualmente festejando su 50 aniversario. El pasado día 2 de junio, reunió en sus instalaciones a 150 personas del mundo del vino, y de los negocios en general, para celebrar el primer medio siglo de una bodega que nació para marcar un hito en la historia, y hoy en día es una de las más grandes de la Denominación.

La construcción es obra de Juan Antonio Ridruejo, el arquitecto que a principio de los años 70 recibió el encargo de construir una bodega que estuviera al servicio del vino. El proyecto vio la luz en 1973 cuando Ridruejo alumbró una bodega más que singular. Hasta entonces, el vino se elaboraba en plantas industriales de nulo valor arquitectónico, pero con Olarra, Ridruejo se adelantó varias décadas, a lo que posteriormente se ha denominado la 'arquitectura del vino' o incluso, utilizando la terminología vinícola, 'arquitectura de autor', y proyectó una construcción especialmente pensada para la elaboración de vino, por lo que la funcionalidad está tan presente como el diseño.

La bodega se articula en tres brazos (cada uno para una de las fases de elaboración del vino: elaboración, crianza y maduración), que recuerdan a las tres naves de las catedrales góticas –por eso Olarra fue denominada desde su nacimiento la 'Catedral del Vino'– que confluyen en un punto central. Como en el gótico, cada una de esas alas está cargada de simbolismo porque una mira hacia Álava, otra hacia Navarra y la más grande, hacia La Rioja. Así se representaba también que el vino que saldría de la bodega, representaría a las tres zonas de la Denominación.

Si los pináculos, arbotantes y arcos apuntados caracterizan a las catedrales góticas (Burgos, Palma, Milán...) es el hormigón, el cristal y la madera y, muy especialmente, las 111 cúpulas hexagonales las que caracterizan este otro templo, en el que cada año, se obra el milagro de la conversión del zumo de uva en vino. A ello contribuye de forma natural, el microclima autorregulado que se crea bajo esas cúpulas catedralicias que cubren un parque de más de 25.000 barricas.

También son especialmente significativas las 56 tinas de madera de 52.000 litros que ocupan la zona de elaboración de Olarra y en las que descansa el vino en su fase inicial.

  • Recorridos: Los martes, jueves y sábados, a las 11.30 horas se realiza un recorrido por la bodega, con degustación de vinos y aperitivo gourmet (25 euros para los adultos y 18 euros para niños entre 8 y 17 años). También bajo se ofrecen recorridos por la bodega bajo demanda.

  • Curso de cata: Bodegas Olarra ofrece también la opción de realizar un curso de cata en sus instalaciones. Se organizan bajo demanda.

  • Wine bar: Este espacio se abre solo en ocasiones especiales bajo petición previa.

  • La bodega

  • Dirección: Avenida de Mendavia, 30.

  • Teléfono de reservas: 941 235 299

En los últimos años, Bodegas Olarra también ha abierto sus puertas al público para que tanto el edificio –que fue moderno en 1973 y lo sigue siendo hoy– como ese milagroso proceso del vino, pueda ser admirado y comprendido por el visitante.

Para ello, Bodegas Olarra recibe ahora a sus visitas en un nuevo escenario. Una reforma en el vestíbulo de acceso principal a la bodega ha enfrentado a la puerta una espectacular escalera que dirige a un hexágono en altura convertido ahora en recibidor y distribuidor que da paso a un wine bar, oficinas, recepción y algún que otro espacio polivalente para la celebración de eventos.

Una cata por la historia embotellada de la bodega logroñesa

El pasado día 2 de junio, Bodegas Olarra convocó –en sus instalaciones– a sus amigos y clientes a la fiesta del 50 aniversario de su nacimiento. La celebración arrancó en el exterior de la bodega logroñesa, continuó por su interior con un recorrido guiado de la mano de diferentes artistas e hizo parada en el botellero, convertido en una gran sala de cata para centenar y medio de personas.

El sumiller Carlos Echapresto guio una cata que arrancó con un Olarra Gran Reserva de 1970; siguió con un Cerro Añón Reserva de 1973 y fue avanzando por la historia de la bodega logroñesa a través de sus vinos más icónicos como Cerro Añón Reserva 2008, Añares Reserva de 2011, Erudito Reserva 2009... Echapresto acompañado por el enólogo de la firma Javier Martínez de Jalón 'desnudaron' cada vino apuntando sus peculiaridades, sus características y el valor histórico de cada uno de las botellas descorchadas.

Después la jornada continuó en los exteriores con la salutación de la dirección de bodegas Olarra y una cena servida por los hermanos Echapresto a base de exquisitos bocados regados por los diferentes vinos que elabora el Grupo Bodegas Olarra.

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