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Javier Arizcuren conjuga la vocación (es arquitecto de profesión) con la tradición (procede de una familia de viticultores riojabajeños) y a partir de ahí, ha ... ahondado en la formación (cursó arquitectura, pero también viticultura y enología) para hacer realidad una bodega en el corazón de la ciudad, después de haber estado durante tres años (comenzó en 2013) elaborando vino en el garaje de la casa familiar en Quel.
Fue en el año 2016, en la calle Santa Isabel de la capita riojana –una de las perpendiculares a Vara de Rey–, cuando en los bajos comerciales de un bloque de viviendas, Arizcuren situó su estudio de arquitectura y también la bodega más urbana de Logroño', pero alejada de toda industrialización.
Visita a la bodega urbana
Horario: Lunes a sábado 10.30 h., 13.00 h. y 17.00h. /Domingo 10.30 h. y 13.00 h.
Cata: 4 vinos + aceite elaboración propia y embutidos regionales (10.30 y 13.00 h.), cata con trufas de vino de Bodegas Arizcuren (17.00 h.)
Duración: 90 minutos.
Precio: 32 euros.
Visita a los viñedos
Horario: A convenir (solo disponible de lunes a viernes-excepto septiembre y octubre)
Duración: 4 horas.
Precio: 150 euros (incluye transporte desde Logroño).
En muchos menos metros cuadrados de los que disponen las bodegas tradicionales, la de Javier Arizcuren se ha convertido –además de en un proyecto innovador por su carácter de bodega urbana– en un aula didáctica en la que el visitante (mucho nacional, pero también de Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Alemania o Países Bajos, entre otros) conoce 'in situ' el milagro cotidiano de la transformación del zumo de uva en vino.
Hasta la calle San Isabel de Logroño llegan, en cajas, las uvas que se han recogido en los viñedos familiares de Rioja Oriental –principalmente, en la Sierra de Yerga–, y es en la capital donde se realiza todo el proceso que luego servirá para llenar las cerca de 25.000 botellas en las que consiste la producción anual de la bodega. De ellas, solo el 20% se quedarán en España (más de una veintena de restaurantes con Estrella Michelin son clientes habituales de Arizcuren), porque el 80% restante se comercializarán en otros mercados.
El despalillado, encubado y fermentado (tanto en acero inoxidable como en hormigón), descube y prensado, crianza en barricas (y también en ánfora para dar mayor protagonismo a la fruta), los trasiegos, embotellado, etiquetado y encapsulado se realizan en el establecimiento visitable de Logroño, y según la época del año esas labores se pueden observar 'in situ' acudiendo a la bodega urbana.
En todos los procesos se siguen los métodos más tradicionales por eso no se utilizan remontados mecánicos sino que el bazuqueo se realiza a mano, de la misma forma que el encorchado también se realiza de forma artesanal o en el etiquetado solo se utiliza una pequeña máquina que simplifica el trabajo. En la bodega urbana aún perdura el trabajo más manual.
En esa visita (que comienza con un audiovisual que traslada al público al viñedo de Rioja Oriental) se puede uno contagiar del entusiasmo del promotor –Javier Arizcuren– cuya labor se ha centrado, entre otras cosas, en la recuperación de variedades minoritarias que antaño fueron muy características de Rioja como el mazuelo, maturana o graciano, demostrando que todo no es Tempranillo en la DOCa. De la misma manera, se puede entender la singularidad que le dan a los vinos su paso por las ánforas de barro, o por los depósitos de hormigón –durante algún tiempo denostados y ahora en recuperación– y su posterior crianza en las barricas de roble (francés o húngaro) e incluso se puede apreciar ese trabajo específico con los vinos parcelarios.
Arizcuren, que produce en ecológico todos sus vinos, acerca al visitante un concepto totalmente innovador que materializa en sus vinos de autor en los que no trata de replicar vinos, sino elaborar los mejores posibles adaptándose a las circunstancias de la fruta de cada temporada.
Y lo hace en plena ciudad, sin necesidad de desplazamientos en coche, aunque si la curiosidad es grande, existe la posiblidad de un traslado organizado para conocer el viñedo en la falta de Yerga.
Óscar Ezquerra, responsable de enoturismo de la bodega urbana de Javier Arizcuren, describe el proceso vital del vino sin apenas desplazarse por el espacio polivalente que se ubica en la calle Santa Isabel 10 de Logroño.
En poco espacio, Arizcuren elabora como otros hacen en grandes naves. Aunque su producción es limitada (25.000 botellas) todos los procesos se realizan en Logroño de la misma forma que se han hecho tradicionalmente en Rioja, huyendo de la mecanización (salvo la estrictamente necesaria), lo que permite que el visitante asista a todo el proceso de elaboración sin apenas moverse de un metro cuadrado.
Y el resultado es innovador y moderno. Vinos ecológicos monovarietales y elaborados, en muchos casos, a partir de variedades cada vez más apartadas en la DOCa.
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