Ana María Madrigal, experta en TDAH

«El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad está lleno de clichés»

- ¿Qué es el TDAH?

- Cuando hablamos del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) hablamos de un trastorno neurobiológico caracterizado por esa dificultad o incapacidad para mantener la atención voluntaria a nivel académico como cotidiano, muchas veces unido también a una falta de control e impulsos que pueden afectar significativamente en el desarrollo de un niño.

- ¿Qué percepción se debería tener sobre este trastorno?

- Este trastorno tiene muchos mitos, clichés y una percepción muy negativa en cuanto a la atención de los niños y a los problemas académicos que puedan acarrear. Pero no deberíamos poner la mirada en las cosas negativas, porque efectivamente son niños a los que les cuesta estar quietos, no atienden, desconectan, hacen las cosas a medias... Deberíamos centrar la mirada en las cosas positivas, en las cosas que hacen bien, como puede ser que tienen gran sentido del humor, son optimistas, entusiastas, amigables, ingeniosos, enérgicos, hábiles y muy capaces para resolver problemas.

- ¿Cómo deberían trabajar los docentes de niños con TDAH?

- Deberían poner la mirada en lo que el niño puede hacer, en lo que es capaz. Porque el tema no es que haga todo lo que tiene que hacer, sino que haga lo que es fundamental. Por ejemplo, si en el colegio el niño tiene que hacer diez operaciones -y si el objetivo es que demuestre que sabe sumar- no hace falta que lo demuestre diez veces, porque si no es capaz de llegar al final porque por el camino se distrae, ya no estaríamos evaluando lo que sabe, sino su capacidad de concentración, que es a la vez su mayor dificultad.

- ¿Cómo se debería desarrollar el diagnóstico?

- Igual que el tratamiento tiene que ser multimodal y combinado, también lo tiene que ser el diagnóstico, en el que han de participar diferentes profesionales. En este sentido, no podemos hacer una única prueba porque podríamos acabar equivocándonos. Además, ahora tenemos la suerte de contar con la inteligencia artificial y con diferentes tratamientos médicos adaptados a cada caso.

- ¿Qué papel considera que tiene que tener la medicación?

- Yo ahí pienso siempre una cosa, del mismo modo tú te rompes una pierna y te dan unas muletas, esas muletas no son para toda la vida, son puntuales mientras te dan unas herramientas. No en todos los casos hay que dar una medicación tan fuerte, y en los casos en los que sí se deberían ir dando las estrategias necesarias para que el niño o el adulto aprendan a convivir, a relacionarse y a sacar lo mejor de sí. La medicación debería ser como una muleta.

- ¿Cómo deberían actuar los padres?

- El mejor modo posible es desde el cariño, la comprensión y desde el querer a nuestro hijo, no a pesar de, sino como es. Al final del libro 'Matar a un ruiseñor' el autor dice: «Nunca conoces realmente a una persona hasta que no has llevado sus zapatos y has caminado con ellos». En los zapatos está la huella, el sudor, el modo de pensar y de caminar. Debemos ponernos en la situación de nuestros hijos, alumnos, compañeros. Quererles como son y aceptarles así. Porque cuando aprendes a querer a alguien tal cual, es cuando te vuelves capaz de ayudar.

- ¿Cuántas personas hay con esta sintomatología?

- Según la American Psychological Association, el TDAH afecta a un 5% de niños y adolescentes a nivel mundial. Según el Ministerio de Sanidad, afecta a entre el 5 y el 7% de la población española en edad escolar (un alumno por aula). El problema es que todo eso conlleva patologías y trastornos asociados. Muchas veces nos encontramos niños con TDAH que también tienen trastornos de aprendizaje (20%), dislexia (25%), disgrafía (20%), distimia (25%), etc.

- ¿Qué ocurre en los casos en los que no se ha llevado a cabo un diagnóstico correcto?

- Hay que tener en cuenta que los trastornos son para toda la vida y si no mejoran, lógicamente van a ir a peor. En estos casos, las personas con TDAH sin diagnosticar van a tener que aprender a convivir con ciertas dificultades y sobreesfuerzo añadido. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que muchos trastornos son actuales, antiguamente no existían como tales, por lo que muchas veces nos encontramos con gente mayor que no sabe o que rechaza que tiene un trastorno.