«Siempre es bueno que haya gente en el pueblo, aunque la situación ha sido nefasta»

– ¿Por qué cree que Cabezón ha perdido tanta población, teniendo cerca otros municipios, como Laguna y San Román de Cameros, que cuentan con más habitantes?

– Creo que, aunque esos municipios tienen más habitantes, también han bajado mucho en población. No teníamos industria como ellos, pero la migración buscando trabajo en los 70 fue la puntilla. Después, por la escolarización de los hijos, muchos padres bajaban y se empadronaron en Logroño. Ahora la tercera edad se va porque no hay servicios, y eran los que resistían aquí.

– No tendrán un importante pasado industrial pero sí gentilicio porque les apodan los 'peluchos' porque los ovillos de lana enganchados a los arbustos asemejaban a pelusas, ¿no?

– Aquí no hubo batanes o fábrica de paños, se hilaba en la puertas de las casas.

– ¿Qué cree que puede hacer Cabezón de Cameros para resistir ante la despoblación?

– Hacemos todo lo que se puede; intentamos promover el turismo porque la ganadería no tiene gran mercado, aunque hay nuevos y jóvenes ganaderos en la zona.

– ¿Con qué recursos cuenta el municipio para atraer turismo y población?

– El paisaje que tenemos, la tranquilidad de poder pasear sin bullicio. Y la dehesa Boyal. Vamos a hacer un proyecto Leader de senderos ciclables para atraer turismo deportivo, a ver si así la gente se anima a abrir negocios, como casas rurales y restaurantes.

– Es usted un alcalde muy joven, ¿qué le empujó a presentarse a las elecciones?

– Llevamos toda la vida subiendo al pueblo y nuestros predecesores son mayores y no pueden abarcar todo. Además, las nuevas tecnologías, las firmas digitales, es algo que les sobrepasa y nos piden que les hagamos el relevo generacional.

– Con la crisis sanitaria los pueblos se han convertido en refugio, ¿lo ha notado Cabezón?

– Sí, hemos incrementado la población a números de verano. Mucha gente mayor se ha escapado a la sierra porque se agradece estar en una casita con terraza o patio para tomar el fresco y olvidarse de la situación. Siempre es bueno que haya gente en el pueblo, aunque la situación ha sido nefasta. Ha habido miedo, pero no había nadie en la calle. El pueblo ha tenido vida... interior.