El 10% de los riojanos más ricos acapara más de la mitad de la riqueza de la región
Mientras el patrimonio de las clases bajas se concentra en su vivienda principal, el de las altas destaca en inversiones financieras e inmobiliarias
La desigualdad marca las sociedades modernas, donde unos pocos tienen mucho y unos muchos tienen poco. No es cuestión que quede solo en una percepción ... subjetiva o en movimientos sociales como el que clamaba «somos el 99%», sino que es constantemente refrendada por datos, estadísticas y estudios, uno de los más recientes, 'La desigualdad de la riqueza por comunidades autónomas', del Centro de Políticas Económicas Esade, que revela, entre otros asuntos, que el 10% de los riojanos más adinerados acumula más de la mitad de la riqueza total de la región, mientras que la mitad más pobre apenas supera el 8%.
Las proporciones se invierten al relacionar demografía y capital. La gran mayoría de los riojanos ni siquiera imagina lo que es vivir con el potencial económico que asume esa minoría. Los números son enormemente dispares. Aunque la desigualdad se ha mantenido relativamente estable en los últimos tiempos, si se advierte un ligero descenso que baja a La Rioja de las regiones con más diferencias, según el estudio de Esade, empleando datos del Panel de Hogares de la Agencia Tributaria hasta 2022 y que no incluye a Navarra y el País Vasco por contar con una fiscalidad propia.
En ese último año de referencia, el 10% de la población más rica contaba con el 55% de nuestra riqueza, una concentración especialmente reseñable en ese 1% más privilegiado, casi con una cuarta parte del patrimonio. En la vertiente contraria, la mitad pobre de la comunidad no logra asumir ni una décima parte de la riqueza, quedándose con un 8,1%.
La comparativa nacional sitúa a La Rioja en una posición intermedia en ese ranking de desigualdad. Las comunidades donde los ricos acumulan más son Madrid, Islas Baleares, Cataluña y Canarias, las que superan la media nacional y las mismas en las que la mitad de la población con menos recursos aspira a menos parte de la tarta. Utilizando otro baremo, el índice de Gini, repiten esas regiones en cabeza, con La Rioja como la séptima más desigual de las quince. Las más equitativas, Asturias, Extremadura, Castilla y León y Castilla-La Mancha.
Según otras fuentes, como la encuesta de condiciones de vida del INE, la desigualdad en nuestra región, replicando el ejemplo nacional, se disparó después de la crisis económica de 2008, alcanzando el máximo desequilibrio social en 2013. Desde entonces ha seguido un descenso relativamente continuado. Los Técnicos de Hacienda (Gestha) señalaban en un informe reciente que las mayores fortunas de la región tienen unas rentas 48,5 superiores a la media de la ciudadanía.
La coyuntura es llamativa, pero también resulta relevante comprobar a qué corresponde la riqueza de los ciudadanos de cada clase social. Para la mitad de la población riojana que cuenta con menos recursos, su patrimonio corresponde principalmente a su vivienda habitual (55%), por delante de lo ahorrado en cuentas bancarias (25,4%). Una economía de subsistencia, que deja menos de una quinta parte de su capital dedicado al resto de apartados que analiza el estudio: segundas viviendas (8%), seguros de vida y pensiones (4,8%), activos de negocio (3,7%), valores cotizados (1,7%) e inversión en inmuebles (0,3%).
Para el 10% de los riojanos más privilegiados, la riqueza, además de ser tremendamente mayor, se reparte de forma bien diferente. De hecho, los apartados prioritarios para las clases bajas son los que menos pesan entre los ricos: 16,9% en cuentas bancarias, el 25,7% en su casa y segundas viviendas, el 8,8% en negocios y el 6,6% en seguros de vida y pensiones.
Sus activos mayoritarios se dedican a la inversión, sea en mercados financieros (23% en valores cotizados) o en el sector inmobiliario (18,8%). En este último asunto, pese a la narrativa que en ocasiones se realiza aludiendo al humilde propietario como parte clave del mercado de la vivienda, entre las clases bajas y medias las rentas inmobiliarias, sea para inversión o alquiler, son nulas o escasas, mientras que son los más ricos los que acaparan el sector.
En los últimos años, según apuntan desde Esade, la riqueza que aporta la vivienda que se usa para vivir, sea principal o secundaria, ha descendido, mientras que crece con fuerza como bien de negocio. Además, en el apartado inmobiliario destaca que más de la mitad de los hogares riojanos cuentan con una segunda vivienda (56%), una proporción por encima de la media nacional y solo por debajo de castellano leoneses y gallegos. Además, también es La Rioja, tras Castilla y León, la región con mayor proporción de hogares que viven en un piso en propiedad (78,5%). Son precisamente las autonomías con mayor desigualdad en las que el problema del acceso a la vivienda está más agravado.
La distribución del patrimonio nacional genera también desequilibrios entre comunidades, y es que la riqueza media por hogar de Madrid, claramente la región más destacada, triplica a la de Extremadura, la más empobrecida. En este ranking, La Rioja se sitúa justo por encima de la media nacional y como la sexta autonomía con una mayor riqueza por hogar, con 399.723 euros. Una cifra en cierta medida inflada por las rentas más altas, siendo quizá más realista para la región el valor mediano (el intermedio de entre todos los hogares), que se rebaja más de la mitad, a 171.125 euros.
«Asumimos como normal que mucha gente viva al día»
Sin rastro de sorpresa, Sergio Andrés Cabello, doctor en Sociología y profesor de la Universidad de La Rioja (UR), reflexiona que «La Rioja no es una excepción, sigue la tendencia de las sociedades occidentales donde los ricos son cada vez más ricos mientras que la desigualdad se agrava por el coste de la vida y la vivienda y el descenso del peso de las rentas del trabajo».
Para el sociólogo, «desde la crisis de 2008 se produce un cambio de modelo y las sociedades asumimos como normal que mucha gente viva al día, sin ninguna capacidad de ahorro, mientras que otros pocos cuentan con un elevado patrimonio basado en la acumulación de propiedades». También, opina, «que hasta ese momento siempre habíamos asociado que si la economía iba bien, a la gente le iba bien, pero empezamos a ver que las variables macroeconómicas no se reflejan en la vida cotidiana de la mayoría».
Uno de los factores que más influyen en la capacidad de los hogares es la vivienda, «cuya crisis es ya estructural en nuestro país y según aumenta su coste, crece la desigualdad». «Antes nos parecía un problema de Madrid, Barcelona o San Sebastián, pero también pasa aquí», señala Andrés Cabello.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.