El riojano que fue cazado con un arsenal pornográfico
El Supremo zanja la batalla judicial y confirma una condena de seis años de cárcel para un vecino de Logroño que compartió 1.447 archivos de contenido pedófilo
Era 2018 y en la sede del Centro del Centro Nacional de Niños Explotados y Desaparecidos, una ONG radicada en EE UU, saltaban todas las ... alarmas. Una persona, por entonces sin identificar, había subido a la red 1.447 archivos, tanto de imagen como de vídeo, en los que aparecían niños manteniendo relaciones sexuales. Por su apariencia física eran menores de edad. El individuo los había compartido a través de Facebook.
Siete años después, el Supremo ha puesto el punto y final a uno de los casos más escabrosos de pornografía infantil de La Rioja. El poseedor de los archivos, E.Q.G., trató de quemar su último cartucho para eludir la prisión y el alto tribunal le acaba de cerrar la puerta y confirma así una condena de seis años de prisión y once de inhabilitación para ejercer una profesión que conlleve contacto regular con menores.
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Tras la alerta de la organización estadounidense, la red creada por Mark Zuckerberg facilitó hasta 52 informes en los que aparecían los nombres de los usuarios, las cuentas de correo electrónico y las direcciones IP de subida de los archivos. La mayoría de los usuarios tenían nombres muy parecidos y edades entre los 18 y los 19 años, aunque dentro de esas similitudes los distintos perfiles contenían pequeñas variaciones para que parecieran diferentes. Además, el poseedor de aquel arsenal iba creando las cuentas conforme Facebook las cerraba al comprobar que a través de ellas se estaba distribuyendo pornografía infantil.
Todas las pesquisas llevadas a cabo apuntaban a Logroño como origen de la distribución masiva de los más de mil archivos de contenido pedófilo, incluso con niños de muy corta edad. De hecho, se destapó que tres de los teléfonos de las cuentas asociadas a Facebook pertenecían a E.Q.G., un vecino de Logroño nacido en Belem (Brasil) en 1981, otro a un tío de su esposa que había convivido con ellos a temporadas. El por entonces sospechoso tenía acceso a este terminal y podía utilizarlo para asociarlo a las cuentas que empleaba para subir a la red los archivos pornográficos.
El acusado grababa con su móvil a menores en la calle focalizando su atención en las partes erógenas
En una tarjeta micro SD se localizaron 300 vídeos con multitud de niñas de todas las edades, incluso bebés
Otra de las IP investigadas pertenecía al teléfono móvil de la cuñada del acusado que había convivido dos años con ellos; y la última pertenecía al propietario de un locutorio de Logroño.
Todo conducía a que el acusado había compartido por WhatsApp y Facebook los citados archivos a través de las 52 cuentas que había creado con diferentes perfiles y que había asociado a sus propios teléfonos, a los del tío de su mujer, al de su cuñada y desde un ordenador del locutorio.
El 26 de septiembre de 2018 la magistrada del Juzgado e Instrucción número 2 de Logroño ordenó el registro de la vivienda de este individuo y allí se localizó un auténtico depósito pornográfico. En el piso fueron incautados un teléfono móvil, un ordenador portátil y una tarjeta micro SD. En al menos tres de los 254 archivos analizados en el móvil había niñas de edades comprendidas entre los 2 y los 7 años «que estaban siendo violentadas y vejadas sexualmente», según describe el fallo judicial del Supremo. También se localizaron vídeos de producción propia. El mismo procesado, sin que se dieran cuenta, había grabado con la cámara de su teléfono a menores que paseaban por la calle focalizando su atención en las partes erógenas. En el ordenador se encontraron imágenes con menores desnudas en actitud sexual. Dos de ellas coincidían con las denunciadas por la ONG.
En una cuenta de correo había almacenadas una gran cantidad de perfiles de niñas menores de edad a los que accedía el ya condenado. En la tarjeta micro SD se hallaron archivos de vídeos sexuales de menores, también se recuperaron más de 300 vídeos con multitud de niñas de todas las edades, incluso bebés, en actitudes de contenido sexual explícito y «con un evidente trato degradante y vejatorio, practicando felaciones y siendo penetradas»; y otros de adultos manteniendo relaciones sexuales con niños de entre 2 y 5 años. Por último, se encontraron otros 73 con menores localizadas en Brasil, el país natal de E.Q.G.. Un material por el que el ya condenado tendrá que ir a prisión.
Las menores de edad, objetivo de los ciberdelitos sexuales
Si hay un delito que provoca especial repulsión y rechazo por parte de la sociedad de todos los que se cometen en internet ese es el delito sexual, especialmente cuando las víctimas son menores de edad. En La Rioja, como en el resto del país, la tendencia en este tipo de fenómeno criminal es alcista. De hecho, la Fiscalía llamaba a frenar una deriva extremadamente peligrosa.
Los ciberdelitos contra la libertad e indemnidad sexual se han duplicado en la última década al pasar de cuatro a once y si bien es cierto que porcentualmente no tienen un gran peso en el conjunto de todos los cibercrímenes, sí que tienen importantes consecuencias en las víctimas. 2020, el año de la pandemia fue una excepción y si hasta entonces la media de delitos sexuales anual oscilaba entre los 9 de 2019 y los 5 de 2018, el primer año de covid, las denuncias se dispararon y se registraron un total de 44.
En la última década no sólo han aumentado los ciberdelitos sexuales, sino que en este mismo periodo también ha disminuido la edad tanto de las víctimas que lo sufren como la de los delincuentes. En concreto, en 2023, de acuerdo con la estadística de criminalidad del Ministerio del Interior, dos de los doce detenidos por delitos sexuales no habían cumplido los 18 y tres tenían entre 18 y 25. Todas las víctimas, tres mujeres y un hombre, eran menores de edad.
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