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La red se ha convertido en el escenario del crimen del siglo XXI. La tecnología ha fomentado una delincuencia difícil de perseguir y que forma ... parte de la herencia de pasar de lo analógico a lo digital. En ese espacio virtual hemos dejado nuestras vidas, nuestras cuentas del banco, nuestras fotos, direcciones, teléfonos... y en ese universo también se ha colado el crimen y lo ha hecho a lo grande, cada vez de forma más sofisticada y aprovechándose de la impunidad que ofrece internet.
Las cifras hablan por sí solas y en la última década la ciberdelincuencia se ha multiplicado por diez. En 2014 los delitos que se denunciaban tanto en la Guardia Civil como en Policía Nacional rozaban los 200 y en 2023, habían superado la barrera de los 2.300, según se desprende de los datos del portal estadístico de criminalidad del Ministerio del Interior.
Yde todos los delitos que se cometen en el ciberespacio, las estafas con tarjetas de crédito, débito y cheques de viaje son sin duda mayoritarias. En 2023, el último año analizado, representaban el 53% de los todos los denunciados y en este caso su crecimiento en la última década ha sido exponencial pasando de los 15 registrados en 2014 a los 1.256 de diez años después. De hecho, este tipo de estafas han impulsado al alza el grueso de crímenes que se parapetan detrás del anonimato que permite el mundo virtual. Un anonimato que dificulta la persecución de los delitos.
El pasado mes de agosto, la Policía Nacional alertaba sobre la estafa 'contactless', una nueva modalidad de robo a personas mayores. El modus operandi consistía en abordar a personas mayores cuando se disponían a extraer dinero en cajeros automáticos que los delincuentes habían manipulado previamente al obstruir las ranuras de inserción de tarjetas. En ese momento, uno de los delincuentes distraía a la víctima mientras que otro efectuaba reintegros sin que se percatara la víctima.
A las estafas con tarjetas le siguen en número las catalogadas bajo el epígrafe de otras estafas, las estafas informáticas y el descubrimiento o revelación de secretos. Aunque estas dos últimas no llegan a representar ni el 10% del total.
Aunque cuantitativamente no tengan tanto peso como las estafas, hay otro tipo de delincuencia que tiene un mayor impacto en las víctimas que la sufren. Se trata, por ejemplo, de las amenazas. En 2023, 83 personas denunciaron haber sido víctimas de esta tipología de delito y en 68 ocasiones se registraron denuncias por usurpación de estado civil o suplantación de identidad.
Este último es un delito clásico, que existía antes de la aparición de internet, pero que en la actualidad se comete con más frecuencia para materializar estafas en compras y todo tipo de transacciones 'on line'.
También se denunciaron coacciones, extorsión, injurias, sexting, pornografía de menores, ataques a datos o sistemas y acoso contra la libertad de las personas. Todo un abanico de delitos que los expertos auguran que seguirá creciendo de forma notable en los próximos años. Actualmente, la importancia de la cibercriminalidad va creciendo año tras año, como se demuestra con el aumento del número de hechos conocidos y su peso proporcional en la delincuencia en general, que ha pasado de un 9,9% en el año 2019, a un 19,2% en el año 2023.
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