La Rioja mantiene estable el ritmo de construcción a pesar de la alta demanda

El termómetro para medir el estado de las promociones en cada comunidad es el de visados de viviendas, que mensualmente ofrece el Ministerio del ramo con los datos ofrecidos por los colegios profesionales. En el caso de La Rioja, desde el 1 de enero hasta el 31 de mayo se visaron 378 viviendas, de las que 256 correspondían a bloques, 51 a unifamiliares y 69 a reformas o restauraciones.

Aunque respecto a los mismos meses de 2024 se trata de un aumento significativo (hasta mayo de 2024 se visaron 148 viviendas en un curso especialmente malo y con cifras que no se veían desde el estallido de la burbuja), la cifra de 378 es casi idéntica a la media de la última década.

Durante los cinco primeros meses de la década comprendida entre 2015 y 2025, como media, se han visado 358 viviendas, apenas 20 menos que las actuales. Como curiosidad, entre 2003 y 2008, 378 visados correspondían a un mes 'malo, mientras que en los más expansivos los aparejadores no daban abasto para firmar hasta 1.700 (un 95% de proyectos para bloques residenciales). Pero esos tiempos son un pasado lejano.

«Estamos intentando construir lo que se demanda para que no se reproduzca una situación de oferta desbocada como hace unos años, cuando se criticó mucho al sector, aunque finalmente se ha demostrado que fue una crisis financiera y bancaria. Desde que en 2014/2015 comenzó la recuperación, el sector busca un crecimiento sostenido y sostenible en el tiempo», recalca Juan Ramón Liébana, secretario general de la Asociación de Empresarios de la Construcción, Promoción y Afines de La Rioja (CPAR).

Las causas de esta aparente desconexión entre oferta (controlada) y demanda (disparada) son varias. En primer lugar, una cuestión puramente temporal: levantar edificios requiere de unos plazos lentos de planificación, financiación y ejecución.

También resultan importantes tres factores que, desde CPAR se tienen muy en cuenta, como son el incremento de los costes, la escasez de mano de obra cualificada y la escasa disponibilidad de suelo.

Mientras llegan los movimientos que puedan procurar ese ajuste, el precio de la vivienda continúa creciendo y el pasado año en La Rioja se registró un incremento anual del 11,9% (tanto en la nueva como en la de segunda mano), según los datos del INE, una cifra no alcanzada en la última década. Sin embargo y a pesar de esta alza, los precios se encuentran todavía muy por debajo de la época de la burbuja. Entonces, el coste de los pisos en La Rioja se situaba, de media, un 20% por encima del actual, según datos del Observatorio Inmobiliario del BBVA para el último trimestre de 2024.

El futuro desarrollo de nuevos sectores (Ramblasque es la punta de lanza en Logroño), la consolidación de otros, las actuaciones llevadas a cabo por el IRVI con distintos ayuntamientos o iniciativas regionales como el Plan Revive están, poco a poco, moviendo la gran locomotora de la construcción riojana, aunque su ritmo todavía sea lento. Mientras el sector promotor avanza con precaución, las previsiones económicas continúan marcando un futuro inmediato de subidas de precios (BBVA cifra en 7,3% el incremento de este año y el 536% para el próximo), formando una combinación de difícil encaje.