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Guillero, usuario del centro de día de Leo Kanner en Logroño, junto al presidente del gobierno riojano. G. R.

La ampliación del centro Leo Kanner elimina la lista de espera

La construcción de este módulo de vivienda permite 8 nuevas plazas residenciales así como 2 de centro de día para personas con autismo y trastornos afines

d. Las Heras

Logroño

Miércoles, 30 de enero 2019, 13:44

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«Más de 450.000 personas son autistas en España y 135 son atendidas en la comunidad riojana a través ARPA Autismo Rioja». Así lo ha declarado Valle Vaquero esta mañana, 30 de enero, en Leo Kanner de Logroño, centro del que es presidenta, por motivo de la nueva ampliación que ofrecerá residencia a 8 personas más con autismo y trastornos afines.

Además de la presidenta de este centro dedicado a personas con autismo, síndrome Asperger y otras discapacidades afines, ha acudido José Ignacio Ceniceros, presidente del Gobierno de La Rioja, que ha invertido 498.711 euros en esta construcción.

Al principio a mi hija le costaba venir pero, aunque su proceso de adaptación sea mayor, ahora viene con una sonrisa

valle vaquero

La ampliación ha sido mostrada por Guillermo, uno de los usuarios del centro de día, haciendo una visita guiada por las dos nuevas viviendas, que cuentan cada una de ellas con cuatro dormitorios individuales, dos baños y zonas comunes, posibilitando el aumento de 20 a 28 plazas de atención residencial así como 2 más para el centro de día, llegando a 40 plazas (28 residenciales con centro de día y 12 exclusivamente de centro de día).

«En este centro podrán desarrollar sus proyectos de vida, así como recibir atención especializada según las necesidades de cada uno», ha comentado Ceniceros. «Con esta ampliación ya no hay lista de espera para las personas con autismo en La Rioja», agrega el presidente.

Por otro lado, Valle Vaquero, presidenta de Leo Kanner y madre de Irene, una de las usuarias con autismo de la residencia, ha hablado del proceso de adaptación que sufren las personas con autismo al ingresar en el centro: «Al principio a mi hija le costaba venir pero, aunque su proceso de adaptación pueda ser mayor, ahora viene con una sonrisa. Y añade: «Los asistentes tienen que ir conociendo a los residentes para ayudarles. Tarea que es más complicada puesto que ellos no expresan sus sentimientos».

Además, Vaquero ha hablado sobre el respiro que supone para las familias saber que si hija/hijo, hermana/hermano, va estar atendido y cuidado en un lugar adaptado a sus necesidades: «Lo primero que nos cuesta a los padres es no preocuparnos por ellos. También tenemos que adaptarnos, porque estamos a acostumbrados a atenderlos en todo -a lo que la madre añade- De repente, acabas teniendo tiempo para ir al teatro, por ejemplo. Cosa que antes ni pensabas. Y no lo disfrutas hasta que caes en la cuenta de que esta es su nueva casa».

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