Mil motivos para recorrer el Camino de Santiago

Fe, promesas, dolor, búsqueda, deseo... Son algunos de los aspectos que forman la mayoría de las historias. Unas que cargan en sus grandes mochilas y de las que consiguen desprenderse un poco cuando llegan a su meta. Algunos hacen el Camino en solitario, otros en pareja y hay quienes, desde el principio, deciden caminar en grupos más grandes.

Por las calles de Logroño se cruzan historias de todo el mundo. José Ramón y Paco, compañeros jubilados de Oviedo y Canarias, respectivamente, cumplen su promesa de recorrer el Camino juntos. «Paso los kilómetros compartiendo aventuras de trabajo con mi amigo y descubriendo cada uno de los lugares», comenta Paco. Desde Argentina, otra pareja de amigos, Ricardo y Alberto, lo hacen en bici porque les encanta recorrer el mundo pedaleando mientras conocen gente y visitan las iglesias que van encontrándose. Lisa, de Colorado, viaja con su hija y admite que «aunque cada uno tenemos nuestras razones, todos coincidimos en que es algo maravilloso que te hace más fuerte». Y Cas, de Montana, cumple su sueño de conocer aquel Camino del que le hablaron en sus clases de español; para ella «un viaje espiritual en el que estás con gente genial que te cuenta sus historias».

Algunos también lo viven en pareja, como Mikela y Matia, de Bolonia. Se graduaron en marzo y, ahora que tienen tiempo, están llevando a cabo aquella idea que les rondaba por la cabeza desde hace tiempo. Como ellos, Michael y July, de Alaska, quienes explican que «es una experiencia espiritual y física muy bonita que sirve para conocer diferentes países y personas». Antonio, de Francia, lo hace con su compañera y confiesa que «se va creando mucha comunidad con la gente que conoces, sobre todo con aquellos que hacen las mismas etapas que tú». Valery, que viene desde el mismo país que Antonio, camina con su grupo de amigas –unas cuatro o seis dependiendo del año– porque para ellas lo más importante es juntarse y hacer planes.

José Ramón

Oviedo

«El origen de hacer el Camino fue por cumplir las ganas de venir con un compañero de trabajo cuando nos jubilásemos»

Paco

Las Palmas de Gran Canaria

«Paso los kilómetros compartiendo aventuras de trabajo con mi amigo y descubriendo cada uno de los lugares»

Samuel

Bríndisi (Italia)

«Hago el Camino para buscar respuestas, hacer conexiones con la gente y no centrarme en la individualidad»

Mikela y Matia

Bolonia (Italia)

«Terminamos la universidad en marzo y ahora que tenemos tiempo estamos cumpliendo el sueño de hacerlo»

Víctor

México

«El Camino es una experiencia interesante que sirve para conocer gente y escapar de los problemas diarios»

Evelyn

Tarragona

«He querido venir sola para poder liberar el estrés de buscar trabajo y me he encontrado con gente que es muy buena»

Michael y July

Alaska (Estados Unidos)

«Es una experiencia espiritual y física muy bonita que sirve para conocer diferentes países y personas»

Mark

Inglaterra

«Es mi segunda vez haciendo el Camino y para mí es una vivencia mental para buscar qué hacer a partir de ahora»

Iñaki

Elizondo (Navarra)

«Está siendo un reto personal y también un homenaje para un familiar. Mi objetivo es llegar hasta Santiago»

Lisa

Colorado (Estados Unidos)

«Cada uno tenemos nuestras razones, pero todos coincidimos en que es algo maravilloso que te hace más fuerte»

Marc

Tarragona

«Mis padres han sido mis referentes para empezar el Camino. Lo hago por físico y espíritu, que es lo que realmente te hace seguir»

Cas

Montana (Estados Unidos)

«Es un viaje espiritual que conocí en mis clases de español hace diez años. Estás con gente genial que te cuenta sus historias»

Antonio

Francia

«Vas creando mucha comunidad con la gente que conoces, sobre todo con aquella que hace las mismas etapas que tú»

Valery

Francia

«Mi primera vez fue hace ocho años y lo repito cada año con mis amigas para hacer planes juntas, que es algo muy importante»

Linda

Canadá (Estados Unidos)

«Lo hago sin razones concretas, sólo para descubrir lo que mis antepasados podrían haber viajado»

Gregory

California (Estados Unidos)

«Mi madre, que lo hizo hace dos años, trajo a su familia al Camino y nunca lo terminamos. Lo estoy haciendo en su honor»

Christine

Francia

«Esta es mi quinta vez. Es un camino espiritual donde poder meditar sobre mi vida y las cosas que me importan»

Ricardo y Alberto

Pergamino (Argentina)

«Para nosotros es muy espiritual y, además de ir en bici y conocer gente, también paramos en las iglesias que vemos»

Otros, en cambio, lo hacen sin compañía, como Samuel. Él viene desde el sur de Italia «para encontrarme a mí mismo y construir comunidad». Evelyn, desde Tarragona, camina sola «para liberarme del estrés de buscar trabajo» y encontrar claridad en medio de la incertidumbre laboral. Para ella, «la gente que hace el Camino es muy buena, hacemos mucha piña y nos ayudamos entre todos. Además, también durante las etapas ves paisajes diferentes y está muy chulo». Marc, que también viene desde la misma ciudad catalana, lo hace gracias a la referencia de sus padres y debido a una baja médica. Caminando hasta Logroño, ha descubierto que «lo espiritual es lo que realmente te hace seguir cuando el físico no tira».

Desde México, Víctor busca una experiencia religiosa y se ha dado cuenta de que el proceso «está siendo interesante para conocer gente y escapar de los problemas diarios». Mark, de Inglaterra, repite por segundo año. La primera vez que vino fue para celebrar su jubilación y recuerda habérselo pasado «muy bien». Ahora lo hace para «buscar qué hacer a partir de ahora». Y Linda, que viene desde Canadá, para conectar con sus raíces y «descubrir lo que mis antepasados podrían haber viajado».

Desde Francia también viene Christine, que camina por quinta vez porque le ayuda a «meditar sobre las cosas importantes». E Iñaki y Gregory, de Elizondo (Navarra) y California, respectivamente, son dos desconocidos que tienen el mismo objetivo: llegar a Santiago para homenajear a un familiar. «De todo esto espero conocer gente con la que en un futuro pueda hablar y, a nivel personal, tener tiempo para reflexionar ciertos aspectos de mi vida», cuenta Iñaki. Gregory, por su parte, explica que «el Camino lo hacía mi madre, pero nunca lo llegó a terminar en Santiago. Ella lo hizo hace dos años y ahora camino en su honor».

Unas historias que, ya sea por fe, promesas, dolor, búsqueda o deseo unen a personas que, aunque son de diferentes partes del mundo, tienen la misma meta. Porque, más allá de Santiago, el viaje y la transformación también ocurren en el propio Camino.