«Es normal que la gente explote, nos hunden en exigencias y burocracia»

Las facturas energéticas, que amenazaron seriamente la viabilidad de explotaciones como la de Las Nieves, con 250 vacas lecheras, se han moderado, pero no así otros gastos: «La paja está por las nubes y, de momento, puedo comprar en España pero ya escasea por la sequía y, probablemente, habrá que ir a comprarla a Francia, donde está todavía más cara».

Manuel Ruiz entiende que el campo riojano, español y europeo haya decidido movilizarse: «Ahora han comprometido 50.000 millones para Ucrania, mañana aportarán para la reconstrucción de Gaza y, no lo cuestiono ni mucho menos, pero gran parte de ese dinero saldrá de nuevos recortes de la PAC y de las ayudas al gasoil». «Nos dan subvenciones para producir más barato –continúa– porque el consumidor tiene que comer a bajo coste, pero al mismo tiempo nos hunden en burocracia y con nuevas exigencias, la última de ellas el cuaderno digital que te encadena todavía más. Es normal que la gente explote».

El ganadero nació entre las vacas de sus padres y, con su hermano inicialmente y luego en solitario, fundó la granja Las Nieves que, en un entorno de tremenda inseguridad jurídica, requiere de forma continua nuevas inversiones: «Ya tengo 60 años y no sé si quiero que mis hijas, que trabajan conmigo, continúen aquí, con jornadas de 14 horas. Es casi más una condena que un trabajo». «Será cosa suya –agrega–, pero yo no lo veo claro».

Manuel Ruiz insiste en que el ganadero de leche está en extinción: «Una gran empresa ya me ofreció que echara la persiana y trabajara para ellos, como empleado. Es lo que estamos viendo ahora también con el viñedo, pero La Rioja necesita a los agricultores y a los ganaderos».