La pandemia agrava la brecha salarial de género

Una de las reivindicaciones que movilizan a las mujeres es la brecha salarial que persiste y muestra de ello es la «desigualdad de género» en las prestaciones de los ERTE en La Rioja. Diferencias que, según explicó ayer la delegada del Gobierno, María Marrodán, en una rueda de prensa convocada con motivo del Día de la Mujer, se dan en todas las franjas de edad y en prácticamente todas las actividades económicas.

A su juicio, es «muy significativo» comprobar cómo los datos relativos a los ERTE percibidos por personas que residen en La Rioja, desde el 14 de marzo del año pasado al 31 de enero de este año, constatan que las mujeres son contratadas de forma más precaria. «Si la cotización es menor y existen diferencias en las prestaciones por ERTE se debe a que el salario es inferior y más mujeres están contratadas a tiempo parcial y de forma precaria», matizó para señalar a renglón seguido que queda un largo camino por conquistar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y «con más intensidad en estos momentos de la pandemia, donde, como siempre, es en las mujeres donde se concentra la desigualdad, las mayores brechas salariales o los abandonos de los puestos de trabajo».

Según los datos facilitados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en La Rioja, y teniendo en cuenta las bases medias de cotización por contingencias comunes para calcular el ERTE, la desigualdad salarial se incrementa entre hombres y mujeres cuando se incluyen los expedientes de regulación temporal de empleo a tiempo parcial. «Esta diferencia –subrayó Marrodán– se debe a que la base de cotización de las mujeres es menor que la de los hombres». De este modo, las bases medias de cotización por contingencias comunes para personas con domicilio en La Rioja afectadas por ERTE entre el 14 de marzo de 2020 al 31 de enero de 2021 fueron de 1.935,54 euros para los hombres y 1.314,03 euros para los mujeres en el caso de los ERTE a tiempo parcial y completo. Lo que evidencia una brecha salarial de 32,11%. Si solo se incluyen las prestaciones a tiempo completo, la diferencia es del 18,51%.

Esta brecha se debe, principalmente, «a que más mujeres están contratadas de forma parcial y, además, son menores los sueldos», aseguró.

La menor participación de las mujeres en el mercado laboral, el menor número de horas trabajadas debido a la mayor tasa de parcialidad y la sobrerrepresentación que tienen en sectores económicos menos productivos provocarían que se penalice a la mujer en el mundo laboral.

La edad, sin embargo, no sería un factor determinante para la desigualdad salarial, pero sí el género de la persona contratada. Por tanto, la brecha salarial existe en cualquier franja de edad laboral.

Respecto a la brecha de género que se produce en las actividades económicas afectadas por ERTE en La Rioja, la delegada del Gobierno aseguró que de nuevo se puede comprobar que en todas ellas existe diferencia entre hombres y mujeres.

Las mayores diferencias se producen en los sectores de fabricación de productos de caucho y plásticos (-21,67%), actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento (-20,92%), y comercio al por menor (-0,84%). Los convenios colectivos no pueden recoger que una mujer cobre menos que un hombre si ocupan el mismo puesto de trabajo. «La diferencia de sueldo se debe a que las mujeres son contratadas para desempeñar puestos de inferior categoría y se acogen a contratos a tiempo parcial», precisó.

Por último, la delegada se refirió a la doble discriminación que sufren las mujeres con discapacidad, por el número menor de contratadas de trabajadoras que pertenecen a este colectivo y el sueldo inferior que perciben.

Durante el periodo comprendido entre el 14 de marzo del 2020 y el 31 de enero del 2021, un total de 574 personas con alguna discapacidad reconocida estuvieron afectadas por un ERTE. De ellas, 383 fueron hombres y 191 mujeres.

Según el tramo de edad de las trabajadoras con discapacidad, los ERTE también confirman que la brecha no depende de la edad, sino del género porque las contrataciones de mujeres son menores en toda su vida laboral.