Cáritas La Rioja admite que está superada ante la cronificación de la pobreza

La labor social de organizaciones como Cáritas La Rioja, con 615 voluntarios, es más necesaria que nunca. Así lo refleja el hecho de que 2.724 atenciones el año pasado, con 5.900 beneficiarios. Con la cronificación de la pobreza como mayor motivo de preocupación, los responsables de esta entidad benéfica, acompañados por el obispo Santos Montoya, han presentado su memoria anual y admitieron «no alcanzar, ni de lejos», a atender las solicitudes de ayuda por parte de la población riojana.

El director de Cáritas La Rioja, José Andrés Pérez, ha hablado de las personas afectadas en la región por este problema mantenido en el tiempo. «En La Rioja hay una bolsa de pobreza, que incluso se hereda, que no disminuye o que lo hace muy poquito en función de las variaciones del ciclo económico. Ese 'ascensor social' se ha quedado atascado para muchas familias que no logran salir de la vulnerabilidad», ha señalado.

Síntomas de esta pobreza son las dificultades para acceder a una vivienda digna, la desprotección de las familias en situación de irregularidad y las «elevadas» tasas de pobreza infantil en la comunidad.

Para paliar el problema de la vivienda, Cáritas La Rioja destinó durante el pasado año 253.509 euros a ayudas directas para las familias más vulnerables, siendo más de la mitad de estos recursos dirigidos a cubrir gastos de alquileres e hipotecas. Con el fin de seguir luchando contra esto, la entidad pide al Gobierno regional «ampliar al menos en cien el parque de vivienda de alquiler social de gestión pública, que es una modalidad muy explícita de alquiler dedicada a las personas en situación de vulnerabilidad». En este tipo de ayudas, los beneficiarios cuentan «con un contrato de alquiler cuyo precio se calcula en función de los recursos», ha comentado Carmelo Juárez, responsable de comunicación de la entidad.

Durante 2024, la organización proporcionó ayuda «a 449 personas cuyo hogar era una habitación, de las cuales 170 eran menores de edad» y estiman que en la región hay «hasta 300 familias viviendo de forma precaria». Cáritas La Rioja cuenta con un programa de ayudas temporales para combatir este problema y durante el pasado año, atendieron a un centenar de personas en las 21 viviendas con las que cuenta la organización.

El obispo Santos Montoya ha querido mostrar el compromiso de la diócesis con las personas afectadas y ha recordado que «se han arreglado tres viviendas distribuidas por la región por valor de 117.000 euros» que serán puestas a disposición de Cáritas La Rioja, aunque no incluidas en el programa de vivienda temporal, sino «para aliviarlo».

Las personas en situación administrativa irregular preocupan «especialmente» a la entidad porque su condición les impide desarrollar una vida normal pese a que «muchos de ellos son jóvenes, están extraordinariamente bien formados y tienen ganas de trabajar». «Estas personas tienen cerrado el acceso al trabajo, no pueden optar a las ayudas públicas, y por tanto se ven abocados a malvivir y a recurrir a la economía sumergida con todo lo que esto supone», ha expresado Pérez, además de destacar que «antes venían solos mientras que ahora lo hacen en familia».

Cáritas La Rioja ha querido poner el foco en los más de 2.000 niños que se beneficiaron de su ayuda el pasado año, de los que una quinta parte eran menores de once años. «El 30% eran familias formadas por una pareja con uno o varios hijos y el 18% hogares monomarentales, esto se materializa en que un tercio de las personas beneficiarias eran menores de edad».

La subida de precios de los bienes de primera necesidad es uno de los factores que ponen en jaque a este grupo poblacional porque «cuando hay niños a cargo, es más fácil caer en la pobreza»

«Son numerosas las familias riojanas con dificultades para adquirir el material escolar o proporcionar una alimentación adecuada a los niños, especialmente el verano, cuando no hay comedor escolar», ha añadido Pérez.

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