Ver 91 fotos
Logroño se echa a hombros su devoción
La procesión del Santo Entierro reunió este Viernes Santo a centenares de cofrades y miles de espectadores
Una decena de cofradías, centenares de nazarenos, tambores y bombos, miles de espectadores... Casi todo se puede contar, menos la fe y la devoción que, ... durante la Semana Santa, sale a las calles para cumplir con uno de los momentos más importantes del año para los creyentes.
Logroño se echó este Viernes Santo al hombro su fe, hombro formado por miles de articulaciones que el sábado amanecerán contusionadas por los esfuerzos de una larga procesión. Dedos rotos por el golpeo rítmico de los bombos, plantas de pies magulladas entre los diciplinantes, agujetas... Cuerpos rotos pero satisfechos después de haber llevado a cabo, una vez más, un supremo acto de devoción.
La procesión del Santo Entierro volvió a ser el eje sobre el que pivota la Semana Santa de la capital, la cita más multitudinaria que complementa a las demás y les da el sentido de plenitud en este Viernes Santo.
Las tallas de La Oración en el Huerto, La Flagelación de Jesús Nazareno, El Encuentro, La Magdalena, el Cristo Yacente, el Santo Cristo de las Ánimas, El Descendimiento de Cristo, La Piedad, Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Virgen de la Soledad recorrieron con su particular ritmo sobrio y severo las calles del Casco Antiguo de la capital.
Un trayecto donde caben miles de tradiciones, de recuerdos, de duelos y promesas, un recorrido físico, pero también sentimental y de fe para los que viven la Semana Santa bajo los capirotes. Y un espectáculo plástico y sensorial para los que quieren disfrutar de una Semana Santa declarada de interés turístico nacional y que llenaron las calles del centro para seguir el largo, ruidoso y colorido cortejo religioso.
Noticia Relacionada
Silencio y recogimiento en la mañana de Viernes Santo
Pasadas las 19.30 horas, la primera de las cofradías salía de La Redonda para enfilar la calle Portales, adentrarse por Rodríguez Paterna y encarar la calle Mayor, tal vez el punto más querido para muchos dada la estrechez de la vía y la especial sensación con que tambores, bombos, timbales y cornetas resuenan en esa calle. Horas largas de esfuerzo hasta volver a La Redonda y dar por finalizado un Viernes Santo que representa el dolor previo a la esperanza que llegará el domingo para los creyentes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión