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Mercedes Muñoz está «harta». Lleva más de una década trabajando como vigilante de seguridad en el hospital San Pedro y asegura que tanto ella como ... sus compañeros se encuentran indefensos ante las numerosas agresiones que acumulan. «No hay día en el que no padezcamos desde vejaciones verbales hasta puñetazos o cabezazos», afirma. «Nadie nos escucha», apostilla.
Muñoz ha perdido la cuenta del número de agresiones que, durante este tiempo, ha sufrido. «No se puede imaginar cuántas llevo a mis espaldas», le dice al periodista. «Me han tirado al suelo, hemos estado rodando, me han pegado puñetazos, tirones de pelo, escupitajos...», enumera. «No hay día en el que no te escupan», apostilla durante la concentración que UGT convocó junto al Centro Comercial Berceo.
Ese fue el punto elegido porque, según explicó Fernando Vega, en ese lugar se contabilizaron «dos agresiones a vigilantes la semana pasada. Y otras dos en el San Pedro», puntualizó el responsable de Seguridad Privada del sindicato. «Como es algo que se está convirtiendo en demasiado habitual, tanto en cantidad como en gravedad, queremos ponerle freno», recalcó.
Mercedes Muñoz
Vigilante de seguridad
El gremio asegura que la situación de indefensión resulta generalizada. Óscar Manuel Sevilla es otro de los profesionales que pueden dar fe de ello. «Llevo siendo vigilante muchísimos años, he sufrido múltiples ataques en mi puesto de trabajo y he llegado a tener una media de un delito de agresiones cada dos meses», se lamenta. «Una de las últimas bajas que me he tenido que coger llegó tras un suceso con dos individuos en el que recibí golpes en el oído izquierdo, perdí el equilibrio y me encontré recibiendo patadas y puñetazos sin ningún medio defensivo para protegerme», señala este vigilante del Decathlon.
Precisamente, esa es una de las principales reivindicaciones del sector. Más medios de protección. «Se nos están denegando sistemáticamente», afirma Vega. «Aducen, sobre todo, motivos económicos, además de decirnos que no nos hacen falta», expone. En su caso, asegura llevar «muchos años» solicitando a su empresa chalecos anticorte. «La argumentación que nos dan es que, como nunca han apuñalado a nadie, no los necesitamos», cuenta. «Nos sentimos desprotegidos porque he denunciado esto en la Inspección de Trabajo y, sorprendentemente, dan por buenos los argumentos de la empresa», remata.
Ante esto, Mercedes Muñoz tiene claro el mensaje. «Si te tengo que defender, me tengo que proteger yo también», reitera al tiempo que solicita protección. «Tenemos guantes de 'pichiglás' y necesitamos de corte; nos llevamos golpes cada dos por tres y cuando pedimos un EPI o una mascarilla, nos miran raro», se queja.
Además de medios de protección física, los vigilantes de seguridad reclaman defensa jurídica. «Queremos que se nos considere agentes de la autoridad o que tengamos esa protección jurídica», recalca el responsable del sector en UGT antes de indicar que esa medida implicaría un cambió legislativo tanto en el Ley como en el Reglamento de Seguridad Privada.
Óscar Manuel Sevilla
Vigilante de seguridad
Para Óscar Manuel Sevilla este punto es esencial porque, en su opinión, actualmente «no se respeta» la figura del vigilante de seguridad. «Sale muy barato agredirnos porque no hay ningún tipo de agravante y eso los delincuentes lo saben», expone. En esa línea se manifiesta también Mercedes Muñoz. «¿Por qué no denunciamos? Porque no nos hacen caso;si no fuera así, tendríamos todos los días a un vigilante poniendo una denuncia por agresiones», avisa la componente del equipo de seguridad del Hospital San Pedro, quien también incide en la escasez de efectivos. «Todos sabemos cómo de grande es el San Pedro, que es enorme, y no puede ser que haya solo tres vigilantes para todo el hospital y uno solo en Urgencias», se queja. «Así, cuando un compañero pide ayuda, depende de dónde estemos, tardamos en llegar y para cuando nos presentamos ya lo tienen enganchado o le han pegado un puñetazo, bien sea el paciente o sus acompañantes», certifica.
En otros lugares sucede algo similar. «En muchos servicios, el vigilante no cuenta con un compañero de apoyo», lamenta Óscar Manuel Sevilla. Situaciones como estas son las que denuncia un sector que seguirá con sus concentraciones próximamente.
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