El hartazgo rebrota por los daños de la fauna salvaje

Eduardo Pérez Hoces, presidente de ARAG-Asaja, organismo que ha pedido la declaración de emergencia cinegética, expone que con la sequía no salen los brotes naturales en ribazos, cunetas y descampados y los conejos van a los cultivos causando estragos. Cuando se recupera la plantación, vuelven para comerse los tallos y yemas verdes.

Pone sobre la mesa que para que el seguro compense el daño debe ser muy alto y al final los destrozos no se cubren.

Cita la acción del castor, sobre todo en la ribera del Ebro de La Rioja Baja y Media, que afecta a frutales, cuyos troncos se secan provocando grandes pérdidas.

Por otro lado, describe la complicada situación de los ganaderos por el contacto con los jabalíes, corzos y ciervos con tuberculosis que obliga a sacrificar animales de la cabaña que dan positivo en los controles; aparte del problema que tienen con los ataques de lobos.

«Pedimos que se siga permitiendo la caza mayor cuando esté donde no debe, en el valle, y agilizar la tramitación de los permisos. Para los conejos solicitamos la caza nocturna como el año pasado e incluso, cuando un particular tiene daños en su parcela, que pueda llevar a los cazadores», señala Pérez.

«En muchos casos hay cotos que no llegan por falta de cazadores y en otros hacen dejación de sus actividades. Reclamamos a la Administración que tome medidas al respecto», añade.

Lamenta que en la pandemia no se pudo cazar durante más de un mes. «En zonas donde ya estaban más o menos controlados los conejos, ahora hay sobrepoblación y se ha extendido por toda la geografía riojana».

Reclama la implicación de la Consejería de Agricultura y Ganadería al considerar que no es un asunto exclusivo de Sostenibilidad, critica la letra pequeña de las medidas, las complicaciones de los cotos y espera reunirse con el consejero Álex Dorado.

Asimismo, incide en la necesidad de conseguir permisos para limpiar cunetas, ribazos y barrancos como algo necesario para evitar que se reproduzcan los conejos y los incendios en verano.

Jesús Sainz Medrano tenía seiscientos manzanos de la variedad Fuji en una finca paralela a la carretera N-232 en Rincón de Soto desde hace seis años. Puso protectores, pero los conejos han podido más. Incluso replantó para sustituir los árboles dañados, pero la finca ya no resulta rentable por los destrozos que presenta y ha decidido arrancar los manzanos.

No sabe a qué va a dedicar la parcela ahora y lamenta que es la segunda vez que le ocurre. Antes fue con paraguayos.

En una explotación colindante cultivan perales y los troncos muestran partes comidas por encima de los plásticos protectores.

Roberto Miguel indica que la zona de Quel, Arnedo, Autol y Aldeanueva está afectada por conejos, jabalíes, corzos y ciervos (además de comer la parte de arriba rompen el tronco con los cuernos cuando los mudan y se deshacen de la borra) y se han visto algunas cabras montesas.

Asegura que hasta que no se producen destrozos (en frutales, almendros, viñas, hortalizas...)los cotos no pueden intervenir y debería ser antes para evitarlo. Habla además de la cantidad de accidentes de tráfico por fauna salvaje en las carreteras.

Javier Castillo, de Alfaro, sufre los destrozos en el olivar y la vid. Plantea el inconveniente de las fincas abandonadas que se convierten en criaderos de conejos y afirma que en algunas de sus parcelas han mordido el riego por goteo. En la viña le funciona la instalación de cañones de persuasión para la caza mayor.

En La Rioja Alta, Ángel San Martín, de Alesanco, tiene el problema en cereales y viñas. Dice que el trigo está como si fuese diciembre porque se han comido los brotes. Plantea como solución la caza generalizada desde noviembre o diciembre. Añade que los jabalíes rompen las vallas y esto facilita que los conejos accedan a los cultivos.

El director general de Biodiversidad, José Luis Rubio, quiere dejar claro que todos los cotos deben seguir una hoja de ruta, el plan técnico que establece el tipo de especie, las capturas a realizar y la forma de hacerlo.

Fuera del periodo hábil de caza, como ahora con el conejo, si los cotos tienen daños solicitan a la Comunidad Autónoma autorizaciones excepcionales. «En las zonas donde había mucho conejo los cotos han aplicado muy bien las medidas de control cazando y teniendo a la gente formada. En otros lugares donde aumentó la población se están adaptando», según Rubio.

En función de la estadística, espera que en 2023 se certifique una reducción del conejo y defiende la gestión de los cotos. «No desatienden las medidas, disponen de información y los dueños de los terrenos no deben esperar a que aumenten los daños para llamar», manifiesta Rubio.

Recuerda que en la AP-68 se ha renovado la autorización para cazar (sin armas) conejos que la utilizan como vía de expansión, que se financian las mejoras de los cotos (desbroce, siembras, pastos y bebederos) y la prevención de daños.

Por último, adelanta que junto a la Federación Riojana de Caza se va a publicar esta semana un tríptico informativo sobre el control cinegético.