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A la sombra de las centenarias piedras del monasterio de Yuso, este lunes se ha repetido con la solemnidad habitual el acto institucional del Día ... de La Rioja, en el que el Gobierno regional, además de recordar con orgullo las señas de identidad de la comunidad, reconoce la labor de personas e instituciones que hacen más grande a la región.
Bernardo Sánchez ha recibido el Galardón de las Artes y la Cultura, el 'Teléfono de la Esperanza' ha recogido la 'Medalla de La Rioja' y la doctora María Trinidad Herrero el título de 'Riojana Ilustre'. Tres ejemplos del talento, la cercanía y la inteligencia nacidos en la región y que han llegado lejos en el mundo, pero también dentro, al corazón de la sociedad riojana.
Bernardo Pérez Galardón de las Artes y la Cultura
Bernardo Sánchez ha sido el primero en subir al estrado para recoger el galardón de las Artes y la Cultura. Muy bien acompañado por su familia y por amigos ilustres como el actor Juan Echanove o el fotógrafo Jesús Rocandio, el guionista logroñés se ha recordado como el niño fascinado por las imágenes y el teatro, el pequeño que soñaba con ser parte de historias que, con el paso de los años, acabaría creando.
Emocionado, Sánchez ha recibido el galardón como «un honor» y «una responsabilidad muy grande de recibirlo en un valle y un monasterio empapados de palabras». El guionista ha agradecido a su abuela Martina que le llevase por primera al vez al cine; a sus padres, que le acompañaron por primera vez al Prado, y a sus tíos que le ponían ópera o le llevaban al teatro. «Yo sigo allí. No he salido del cine, ni de la sala XIV del Prado ni del teatro», ha dicho antes de agradecer a su pareja, Teresa, «haberle llevado a París» y haberle «cambiado la vida».
También ha hablado de su trabajo, de esa incertidumbre creativa y vital que siempre supone la creación artística. «Vivimos en la cultura, donde siempre estamos en niebla», ha explicado tras citar a Dickens y rememorar un documental que rodó sobre el recordado Tarsicio Lejárraga, guardián de Suso. «Como ahora en Yuso y Suso, que están de obras, nuestro trabajo siempre es una obra, siempre está en construcción, manteniendo el equilibrio como el violinista en el tejado, esperando que, una vez terminado, al retirar los andamios, no se note que estaban», ha abundado.
Magdalena Pérez Teléfono de la Esperanza
Magdalena Pérez, ya expresidenta del Teléfono de la Esperanza, ha puesto la voz a la institución que ha recibido la 'Medalla de La Rioja', el más alto galardón de la comunidad, un premio que «reconforta» porque «hace sentir que somos parte del tejido social y de cuidados de La Rioja». Tres palabras: esperanza, escucha y voluntariado han sido los ejes sobre los que ha vertebrado su discurso. «Esperanza es la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de su resultado», ha explicado parafraseando a Havel.
«Escuchar es cambiar vidas, escuchar es sanador. Escuchar sin juicios ni cuestionamientos, con amor. Nos paramos y nos sentamos a escuchar con atención, conectando emocionalmente», ha explicado. «En un mundo acelerado escuchar es un acto de amor», ha dicho antes de reinvindicar que «el bien siempre encuentra un camino».
Por último, respecto al voluntariado, ha agradecido el trabajo «de un equipo de 40 personas que, durante veinte años, han sostenido este milagro compartido. Gracias por creer, confiar y hacer esto posible», ha incidido antes de despedirse formalmente de la presidencia del Teléfono, testigo que ha recogido Cristina Díez, dando las gracias a su familia y a La Rioja, donde ha encontrado «un lugar donde echar raíces profundas».
María Trinidad Herrero Riojana Ilustre
La dicotomía entre emociones y racionalidad ha marcado el discurso de la médico, catedrática e investigadora calagurritana María Trinidad Herrero, que ha recibido de manos del presidente de La Rioja, Gonzalo Capellán, el título de 'Riojana Ilustre'. La distinción ha sido recibida por Herrero con «orgullo, gratitud y compromiso», un compromiso que «es un acto, no una palabra».
El discurso de Herrero ha viajado desde sus recuerdos en San Millán comojoven danzadora calagurritana durante la celebración del Milenario de la Lengua, a Arnedo, cuna de su familia paterna, Alfaro, Aldeanueva, Isasa, Ocón, Quel, Logroño o El Rasillo «donde pasábamos períodos estivales con las Teresianas». Emociones que nacen de «los almendros en flor» o de «las amapolas en un ribazo» y que se asientan y crecen en un cerebro del que Herrero siempre ha querido saber más y más. «Mi intenso deseo de conocer el cerebro es lo que me hizo salir de Calahorra», ha explicado hilvanando puertos en un viaje de conocimiento (Pamplona, Ámsterdam, Sidney, San Diego, París, Roma, China... hasta acabar en Murcia, donde desde hace dos décadas ejerce como catedrática de Anatomía Humana y Psicobiología).
Porque Herrero ha estudiado, en el campo de la neurociencia, el dolor, el envejecimiento cerebral o la ansiedad, pero también la medicina de género. Y todo ello gracias a la «confianza, la honestidad, la libertad y la responsabilidad» que su familia le inculcó desde su más tierna infancia. Ese larga travesía de la científica sigue, pero sin olvidar nunca sus raíces, ni a sus padres Ramona y Claudio, su hermano o al resto de parientes y amigos que la acompañan. «He sido muy afortunado de haber crecido en Calahorra», ha expresado.
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