«Los kiwis de aquí son mejores que los italianos o los griegos»
Alrededor del 28 de octubre comenzará la cosecha, Roberto Pérez Viguera, que recolecta esta fruta en cuatro fincas, asegura que se vende «muy bien» en la región
Aunque la primera plantación de kiwi en La Rioja fue en el año 1991, la superficie bajó después de haber alcanzado las 9 hectáreas y ... se mantiene desde el 2005 en apenas 5 de regadío que producen unos 11.800 kilos, es decir, 59 toneladas en total. Según datos de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de La Rioja, en el 2018 se pagaron 63 euros por cada 100 kilos de kiwi.
El frutero y verdulero David Flores fue uno de los pioneros en este cultivo, aunque hace unos años arrendó las plantaciones que posee en Lardero a Valle de Moncalvillo, una empresa de producción, distribución y comercialización de fruta en Entrena, más especializada en pera, manzana y paraguayo. «Como David es cliente nuestro e iba a abandonar la plantación de kiwi, la cogimos nosotros», recuerda Roberto Pérez Viguera, que ahora recolecta el kiwi en tres fincas de media hectárea y otra de 2.000 metros cuadrados. Existe, al menos, otra plantación de kiwis localizada en Albelda de Iregua y perteneciente al restaurante La Tapiada. Anteriormente la Cooperativa de Albelda también cultivaba kiwis, pero hace dos años que ya no.
LAS CIFRAS
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5 hectáreas plantadas de kiwi existen actualmente en La Rioja.
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63 euros por cada 100 kilos de kiwi se pagaron en el 2018.
«Los kiwis de aquí son bastante buenos, son mejores los de La Rioja que los italianos o griegos que se importan porque tienen el corazón blando, aunque no mejores que los de Nueva Zelanda», explica Roberto Pérez Viguera, quien considera que en La Rioja «no tenemos cultura de comer kiwis, a pesar de que «se vende muy bien». Toda la producción de estos kiwis de Lardero se venden en La Rioja. Próximamente comenzará la cosecha, a partir del 28 de octubre, aproximadamente.
«El primer año casi no cogimos nada, pero es un cultivo poco exigente, solo necesita mucha agua y una mano de cobre para sanar las heridas», expone Roberto, quien también describe la plantación como «asalvajada», casi selvática, porque «las calles son estrechas y crecen enredaderas, que el año pasado tuvimos que podar para poder entrar». La recolecta, eso sí, se puede hacer en un día. «El año pasado llevé a veinte personas y lo cogimos todo en una sola jornada», afirma Pérez Viguera.
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