La factura física y mental de los días tórridos
Los expertos alertan de los cuidados necesarios para minimizar los riesgos de las altas temperaturas en el organismo y en el equilibrio psicológico
En el medio ambiente, en la agricultura y en otros sectores económicos y desde luego en la vida del planeta, incluido el ser humano y ... su salud. El cambio climático y los fenómenos meteorológicos, con especial incidencia de los rigores térmicos, como se ha visto hace solo unos días con la primera y madrugadora ola de calor, golpean en múltiples dianas.
Tiempo, por desgracia, habrá para analizar con detalle las facturas globales del calentamiento del planeta en años futuros. Entretanto, no conviene descuidar su incidencia en el ámbito sanitario individual en un presente que augura otro verano cálido, con jornadas tórridas, y su impacto a nivel físico y mental.
«Sí, el cambio climático que parece que estamos empezando a sufrir lleva consigo que haya fenómenos de altas temperaturas cada vez con más frecuencia y de mayor duración y eso, evidentemente provoca, a veces, lesiones clínicas que pueden ser incluso mortales», advierte el doctor José Ignacio Ruiz Azpiazu, coordinador del servicio de Emergencias 061 del Seris, quien estima en un 15% el repunte, respecto a lo habitual en estas fechas, de las llamadas al SOS Rioja 112, un alza similar a la registrada en Urgencias o en las consultas de Primaria, en la ola de calor de finales de junio.
Nadie está a salvo, pero hay unos grupos más vulnerables, explica el especialista, que cita a «los niños pequeños, sobre todo los lactantes, y las personas mayores, los ancianos, junto con las personas que tienen enfermedades crónicas, diabéticas, con problemas cardíacos, obesidad mórbida...».
El doctor Ruiz Azpiazu detalla que hay tres niveles de afectación: «Las leves, que presentan sensación de cansancio extremo, agotamiento, sudoración muy intensa, incluso un poco sensación de mareo, dolor de cabeza, de las que se recupera el cuerpo simplemente con hidratarse adecuadamente y ponerse al fresco; las moderadas, un poquito más graves, porque los síntomas son más intensos se mantienen más en el tiempo, también con calambres y contracturas musculares; y finalmente las más graves, el golpe de calor, que contrariamente a lo que a veces se piensa no avisa mucho, ya que su aparición es rápida, a veces súbita, en pocos minutos; es decir, una persona de repente se nota mareada y al minuto siguiente está inconsciente por el fracaso de su organismo para poder controlar la temperatura».
En todos los casos, el consejo clave es telefonear al 112, pero desde luego, alerta el coordinador de Emergencias, «no hay que dudarlo cuando hay una pérdida de conocimiento, una sensación de falta de respuesta, de adormecimiento, de descontrol, porque algunos de esos casos desencadenan un final fatal», que aclara cómo debe actuarse para ayudar al paciente.

«El golpe de calor, pese a lo que se cree, no avisa mucho y puede aparecer de modo súbito»
José Ignacio Ruiz Azpiazu
Coordinador del servicio de Emergencias 061 del Seris

«Las altas temperaturas pueden causar irritabilidad, ansiedad... Hasta deprimirnos»
Vanesa García Urbina
Vocal del Colegio de Psicología de La Rioja
«En todos los casos hay que llevar a la persona a una zona sombreada y más fresca, retirarle si lleva la ropa de trabajo e hidratarle con agua y darle aire. En los casos críticos, además de esas normas básicas, hay que llamar al SOS Rioja porque el paciente precisa de un tratamiento médico con fármacos específicos, sueros fríos e incluso a veces medidas físicas de refrigeración más intensas porque presentan un estado como si tuviesen una fiebre de más de 40 grados», detalla el especialista, que recuerda otros consejos clave para todos, «como beber agua a menudo incluso aunque no se tenga sed, permanecer a la sombra y refrescarse con el uso de aparatos de aire o un simple abanico, evitar los esfuerzos intensos en las horas centrales del día, vestir prendas holgadas y mejor en colores claros que reflejan el calor….».
Pero los rigores térmicos extremos tienen otra diana que conviene proteger, la mental. «Las altas temperaturas, como las de los últimos días, pueden provocar mayor ansiedad, irritabilidad, irascibilidad por las dificultades para dormir bien y descansar e incluso deprimirnos», señala Vanesa García Urbina, vocal de Psicología Ambiental del Colegio de Psicología de la Rioja y experta en divulgación y formación en el ámbito de recursos humanos desde su empresa Escuela Ganas de Vivir.
«El calor extremo no solo nos daña el cuerpo, sino que también nos pueden dañar la mente y, de hecho, hay un montón de investigaciones que vinculan el calor extremo a problemas en la memoria y en el estado de ánimo, a una disminución de la función cognitiva… Las olas de calor nos afectan a todos los niveles, porque incluso se incrementan los conflictos, la violencia, los delitos violentos, las agresiones y también las visitas a urgencias», desgrana la psicóloga.
Tras destacar la aparición de nuevos términos como angustia climática o ansiedad climática ante las amenazas del cambio climático, García Urbina, especialista en Psicología Ambiental, incide en que «el entorno afecta a nuestra calidad de vida, tanto física, como emocional, mental y socialmente».
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