«Las dificultades vienen solas, pero Cruz Roja siempre estará ahí para proporcionar una respuesta»

– Hace dos años, realizaron más de 200.000 intervenciones y atendieron a casi 32.000 personas. ¿Han crecido estas cifras?

– Las cifras van en aumento, de hecho tenemos indicadores que evidencian que las circunstancias sociales no van a mejor. La tasa AROPE, que mide la población en riesgo de pobreza o exclusión social, lejos de cambiar la tendencia, ha pasado del 26% de 2022 al 26,5% del pasado año, por lo que hay más familias en riesgo de exclusión social. El pluriempleo también ha subido un 8% interanual, llegando a casi 600.000 afectados, por lo que la percepción de un salario no garantiza una estabilidad económica para una familia.

– ¿Llegará, por tanto, un momento en el que no puedan ayudar a todos aquellos que lo necesiten?

– De momento, llegamos a todo, pero en ese caso, tendremos que priorizar aquellas demandas sociales que sean más urgentes de la mano de las administraciones públicas, de nuestros socios colaboradores, grandes donantes, empresas y voluntarios.

– ¿Cuál es la situación económica de la entidad?

– La situación económica que dejó mi antecesor, Fernando Reinares, es de una institución muy saneada. No tenemos ningún problema, creo que tenemos músculo para rato, pero en la Asamblea General que hubo el pasado año nuestra nueva presidenta nacional marcó cuatro líneas estratégicas, como son una Cruz Roja que trabaja por las personas, por las causas, por la base social y por la transformación, el talento y la transparencia. De todas ellas, he optado por esta última, que no implica poner patas arribas la institución, sino destinar nuestros propios recursos económicos y el tiempo de nuestros voluntarios para favorecer a las personas que más lo necesitan o priorizar unas demandas sociales sobre otras. Tenemos que garantizar la sostenibilidad y continuidad de la institución para llegar al máximo número de personas, y en ello estamos, mirando para dentro, buscando dónde podemos ahorrar y captar fondos. Todo, intentando no dejar atrás los programas de infancia, mayores, inmigrantes o refugiados.

– ¿En qué punto está la generosidad de los riojanos?

– La generosidad está bien, no estamos para tirar cohetes, pero te puedo garantizar la sostenibilidad de la institución. En la actualidad, una aportación importante proviene del IRPF, que este año se ha incrementado. Las donaciones y los testamentos que recibimos tampoco están disminuyendo.

– ¿Cuáles son las principales dificultades y desafíos a los que os enfrentáis desde la entidad?

– Las dificultades vienen solas y no me puedo anticipar a ellas, porque veo cómo nos hacen mella los conflictos internacionales o cómo de la noche a la mañana tenemos una pandemia. Ahora tenemos como desafíos poder afrontar cualquier situación, porque Cruz Roja siempre va a estar ahí, y estar preparados para proporcionar una respuesta similar o mejor a la que dimos en 2020. Tenemos que ser aún mejores, no podemos caer en la tentación de decir qué bien lo hicimos durante la pandemia y dejarnos llevar por el éxito.

– ¿Cómo pueden ser mejores?

– Detectando, en la respuesta a las personas necesitadas, algún área que no esté atendida. Esto no quiere decir que ya exista alguna, porque tenemos respuesta para todas las necesidades y no vislumbramos más acciones que las que ya tenemos en cartera.

– La principal fortaleza de la entidad durante todos estos años siempre ha sido el voluntariado. ¿Sigue siendo así?

– Sí, porque somos una organización humanitaria de carácter voluntario. Aunque la visibilidad de Cruz Roja siempre ha sido socorro y emergencias, tenemos 4.871 voluntarios, 1.073 de ellos con horas registradas, que realizaron el pasado año más de 23.015 actividades y 61.793 horas en programas como España Despoblada, atención a nuestros mayores o promoción del envejecimiento.